FMF - Foro de Mineralogía Formativa

[Julius]

Año 1971 o 1972. Por aquel entonces yo residía en Marruecos, en Tanger, y en Navidades solía ir con mi esposa e hijos a Ifrane, un precioso pueblo de montaña, estación de esquí, puesta de moda por los militares americanos, de esas bases que oficialmente no existían allí.
Además de esquiar y pasear por la nieve, todo un lujo para los que residíamos a orillas del mediterráneo, también nos dábamos paseos con mi flamante Renault 4L por las carreteras de los alrededores del volcán Mischliffen, para admirar las vistas y disfrutar del aire puro.
En uno de esos paseos estábamos cuando, al parar en un pequeño mirador, se nos acercaron dos mozalbetes de unos 10 o 12 años, mocos al aire, portando en sus brazos unas simples tablas de madera . Encima de esas tablas exhibían unos trozos de minerales, de todas clases y colores, con la pretensión de que le comprásemos algunos.
Mis hijos se sintieron atraídos por esas piedras de colores, pero como a mí por aquel entonces me privaba más la arqueología, que me deparaba muchas y gratas alegrias, no presté ninguna atención al tema y poco después, sin hacer caso a mis hijos, reanudé la ruta, dejando a la pareja de comerciantes compuestos y sin clientes.
Todo aquel que tenga hijos y sobre todo si tiene más de uno, me comprenderá si les digo que la murga fue impresionante y el machaqueo continuo. “Papá, yo quería minerales, papá yo quería minerales……”
Tuve que prometerles que volvería a pasar por ese sitio a la vuelta y que entonces les compraría alguno y así acallé sus protestas. Pero ya no tenía escapatoria. Debia regresar por el mismo sitio, olvidándome del itinerario previsto.
A la caída de la tarde, cumplí mi promesa. Pero para desencanto de mis hijos, en el mirador ya no había nadie, Gran desconsuelo entre la prole.
Pero, espera … ¿Que es eso en el suelo?
Allí estaban, abandonadas, las dos tablas y toda la “mercancía” esparcida por el suelo.
Llegué a la conclusión de que por allí no había pasado nadie más ( las carreteras de Marruecos en aquel entonces estaban casi desiertas y sobre todo las de montaña) o al menos si habían pasado, no les había interesado eso de las piedras de colores. Los chiquillos cansados y aburridos, seguramente decidieron regresar a su kábila para ocuparse de algo más interesante, abandonando su iniciativa comercial.
Habían tenido visión de futuro, pero se habían adelantado por lo menos 30 años.
Escuso decir la algarabía de mis hijos recogiendo minerales del suelo. Es un grato recuerdo de unos momentos de felicidad infantil que además no me costó ni un dirham.
Treinta y siete años después, ayer, limpiando un rincón de un trastero para hacer sitio a mi creciente colección de minerales, encuentro una vieja bolsa, medio rota y deshilachada y en su interior, ¡ Oh sorpresa ¡ encuentro, llenos de polvo, unos fósiles que reconozco como encontrados por mí cerca de Arsilah, y entre ellos, una cuantas piedras que tuve que poner bajo el grifo para quitarles el polvo y la tierra y volver a sacar a la luz la belleza de sus colores.
Imaginaros mi alegría. No solo por los recuerdos que me traían, sino por el hecho de que ahora, estas “piedras” son para mí doblemente valiosas. Agatas y cuarzos. Que maravilla. Esa bolsa se había comportado como esas “capsulas de tiempo” que en un tiempo estuvo de moda enterrar, para sacarlas a la luz años más tarde.
Mi hija, cuando se las he enseñado, las ha reconocido enseguida, ya que ella las tuvo en su poder mucho tiempo, hasta que yo decidí ( bendita la hora en que lo hice) guardarlas para mejor ocasión.
Hoy reflexionábamos mi esposa y yo. Si en aquel entonces nos hubiésemos dedicado a
coleccionar minerales…. Cuando pienso en el bloque de cristales de cuarzo amatista ( que no recuerdo como llegó a mi poder ) y que en mis tiempos de estudiante le regalé a mi profesor de Naturales del Instituto, para que lo incorporara a la vitrina del laboratorio... Madre mía. Mejor no pensarlo.
Menos mal que ese gesto me valió para terminar mis estudios con una nota buenísima en Ciencias .
Para que luego digan que esto de coleccionar minerales no sirve para nada.

[Fiervan]

Muy cierto Julio, que cantidad de vivencias y recuerdos empapan nuestras piezas de vitrina y los trasteros. Ayer mismo miraba una pieza, de las mas antiguas que guardo, regalada por mi padre, como hace 40 años. Con ellas, rememoramos, mientras nos vamos haciendo mas viejos.
Saludos.

[Pepe Sánchez]

Julio:
Estaba escrito en algún sitio en la arena del desierto que esas piedras eran tuyas.
Estaba escrito que tenían que permanecer en un rincón del desván durante 30 años para que tu las redescubrieras.
Y ¿por qué estaba escrito? Pues porque esa es la mejor forma para que nos puedas contar esa bonita historia con niños,con viaje, con señora, con Renault, etc...
Si las hubieras comprado ayer no nos podrías contar nada.
Yo no creo en la predestinación, no soy determinista, pero en este caso tiene que ser así para que todos disfrutemos.
Cada piedra tiene su pequeña historia y esta es la de los Cuarzos de Julio.
¡¡Bonita !!

[circe]

Julio,
Yo en tu caso, en las tablas de madera hubiera dejado unas pesetillas o unos dirhams. Bueno, más o menos , el tiempo ya no vuelve hacia atrás. Enhorabuena por haber vivido la experiencia que nos cuentas.
Salut!

[arturo shaw]

Enhorabuena por el redescubrimiento!

Esta historia merecía estar con las del concurso de TuPlaneta.

Saludos

Arturo

[Inma]

Bonita historia, Julius.

Eso de encontrar cosas que considerabas perdidas es una experiencia extraordinaria. Ya me gustaría a mí poder encontrar tesoros perdidos en mi trastero. Bueno, de vez en cuando descubro alguna piedra que mi marido se olvidó de tirar hace años y no veas qué ilusión.

Gracias por contarla ;-)

Saludos