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FMF - Foro de Mineralogía Formativa
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Traducción y publicación de la obra de Rock Currier: Coleccionando Minerales
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Jordi Fabre
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MensajePublicado: 20 Mar 2009 13:37    Título del mensaje: Traducción y publicación de la obra de Rock Currier: Coleccionando Minerales  

Rock Currier está publicando periodicamente en la revista Mineralogical Record una serie de artículos sobre el coleccionismo de minerales que tanto por su calidad, como por lo divertidos que son, me resultan fascinantes. Me gustaría mucho que estos artículos llegasen a todo el mundo, por lo que he pedido autorización a la revista Mineralogical Record y al mismo Rock Currier para traducir estos textos al español y publicarlos aquí, y ambos, muy amablemente, me han dado su autorización.

Ahora falta la parte más difícil, estos textos son largos y difíciles porqué contienen muchos juegos de palabras y "argot" por lo que las traducciones debería hacerlas alguien que dominase mucho el idioma inglés y conociese muy bien el mundo de los minerales. Se lo he pedido a varias personas, pero por razones más que comprensibles, me han dicho que no podían hacerlo debido a lo complicado y laborioso que sería el hacerlo.

Yo tampoco puedo hacerlo (no tengo tiempo para ello) pero sí podría revisar la traducción que hiciese alguien para que el texto quedase bien "limpito".
Pregunta: ¿algún miembro o lector de este Foro se siente capaz o tiene ganas de hacer estas traducciones?. Si alguien se ofreciese, le podría pasar escaneados los textos de Rock, en caso que no los tuviese.

Bueno, esperemos a ver si alguien se anima a hacernos este gran favor. Los textos son extraordinarios y si finalmente los publicásemos aquí, serían fuente de gran diversión (y conocimiento ;-).

Jordi

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pepe




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MensajePublicado: 20 Mar 2009 15:09    Título del mensaje: Re: Traduccion y publicación de los artículos de R. Currier en M. Record  

Hola Jordi, me veo capaz de traducirlo al andaluz cerrado, no se si serviría, claro que no lo entendería ni yo, un saludo
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Vinoterapia




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MensajePublicado: 20 Mar 2009 16:38    Título del mensaje: Re: Traduccion y publicación de los artículos de R. Currier en M. Record  

Hola Jordi.

Si no hay presion (mucha) por el tiempo en el cual quieras tener los articulos traducidos yo me ofrezco de voluntario. Como mencionas que existen topicos de doble sentido que pudiesen perder su significado en una traduccion, te propongo que me envies uno de tales articulos simplemente para hacer la prueba, si una vez traducido te parece que se mantiene la intencion del escritor original podriamos continuar con el resto.

Saludos.

Jose Luis.
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Jordi Fabre
Coordinador General del Foro



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MensajePublicado: 20 Mar 2009 17:38    Título del mensaje: Re: Traduccion y publicación de los artículos de R. Currier en M. Record  

Hola José Luis,

Muchísimas gracias. Ahora mismo te envío por email el texto escaneado y miras si puedes / quieres pelearte con él.
Verás que es largo y complejo, por lo que desde luego presión ninguna, ya es mucho que lo intentes.
Si prefieres que lo "PDFizemos" nos lo dices, y el Lunes lo haremos.

Gracias de nuevo,

Jordi
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Vinoterapia




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MensajePublicado: 20 Mar 2009 19:53    Título del mensaje: Re: Traduccion y publicación de los artículos de R. Currier en M. Record  

Hola Jordi.

Ya recibi el articulo, tratare de leerlo durante el fin de semana.

Saludos.

Jose Luis.
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Jordi Fabre
Coordinador General del Foro



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MensajePublicado: 24 Mar 2009 20:03    Título del mensaje: Re: Traduccion y publicación de los artículos de R. Currier en M. Record  

Malas noticias. Siento haber creado falsas expectativas pero parece ser que desafortunadamente nadie tuvo en cuenta la propiedad intelectual en USA, por la que durante dos años no se pueda reproducir (ni traducir) nada publicado en una revista de allí. Por ello me temo que hasta de aquí dos años (largos, ya que todavía falta un artículo de la serie) no se podrá hacer. Me han dicho que previsiblemente hasta mediados del 2011 no podremos publicar las traducciones. Por poco que pueda por aquellas fechas volveré al tema.

Gracias a Vinoterapia por su oferta de ayuda. De nuevo, siento haber propuesto algo que, de momento, no se podrá hacer. La intención era buena. ;-)

Jordi
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Vinoterapia




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MensajePublicado: 25 Mar 2009 19:56    Título del mensaje: Re: Traduccion y publicación de los artículos de R. Currier en M. Record  

Le comente a Jordi que si lo consideraba adecuado podria ir realizando la traduccion de los articulos, de manera que para la fecha en la cual fuese posible su publicacion el el foro todos ellos estuviesen bien revisados y listos para su distribucion.
Acordamos que ire trabajando en ello, total, teniendo un par de años para hacer las traducciones no puedo alegar que tenga mucha presion (jejeje!!).

Saludos.

Jose Luis.
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Jordi Fabre
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MensajePublicado: 26 Feb 2011 21:46    Título del mensaje: Traduccion y publicación de los artículos de R. Currier en M. Record - Novedades  

El tiempo pasa y después del último post publicado en este hilo ya han pasado casi dos años. Mientras, José Luis tradujo los 5 artículos de Rock Currier, Frederic Varela les hizo un repaso estilístico y quedaron almacenados, esperando que venciese la propiedad intelectual de esos artículos. Muchas gracias a los dos, José Luis y Frederic, por el trabajo que han hecho para todos nosotros!

Hace muy poco conseguí el permiso de Mineralogical Record para publicar las traducciones y con ese permiso en la mano ya he hablado con Rock Currier y él muy amablemente se ha ofrecido a escribir un pequeño texto introductorio y pasarme algunas fotos para completar el artículo.

FMFeros, preparad vuestros espíritus, los cinco artículos de Rock son la biblia moderna del coleccionista de minerales y además son para partirse el pecho de la risa.
Ya falta poco, todo lo que siempre quiso saber sobre la maldad natural de los vendedores de minerales, el por qué está Ud. empeñado en comprar pedruscos que nadie más aprecia, el por qué se juega la vida cada fin de semana para encontrar ñuscos...todo eso y mucho más, muy pronto en los cinco artículos de Rock Currier.

Yo que los leí cuando se publicaron, y los leí varias veces más durante el proceso de traducción, todavía me relamo de gusto con esos artículos. ;-)

Jordi
PD: quien quiera tener los artículos en su versión original, maquetados y con bonitas ilustraciones puede comprar las respectivas ediciones del Mineralogical Record, siendo la primera la publicada en el volumen 39, número 4, Julio-Agosto 2008

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Carles Millan




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MensajePublicado: 26 Feb 2011 22:50    Título del mensaje: Re: Traduccion y publicación de los artículos de R. Currier en M. Record  

El texto completo está aquí

https://www.scribd.com/doc/8483583/Mineral-Collecting
(enlace normalizado por FMF)

con la ventaja de ser el original de Rock Currier antes de ser editado (digamos que "censurado") por MR, por lo que contiene más frases chistosas que el que finalmente se publicó (hasta salen las chicas del Playboy: "A lady in makeup, nice clothes, a new hairdo and high heel shoes under soft lighting will always look better than one who has just finished a hard day's work. That is why you never see Playboy center-fold models walking around on the streets. They don't exist, in fact they never existed outside of the image in a camera.").

Se puede copiar al portapapeles y después pegarlo en el Google Translator. Lo traduce al instante a unos 60 idiomas.
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Jordi Fabre
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MensajePublicado: 26 Feb 2011 23:32    Título del mensaje: Re: Traduccion y publicación de los artículos de R. Currier en M. Record  

Perdona Carles, pero debido al tipo de lenguaje utilizado por Rock Currier, no se entiende nada en la traducción automática. Por eso nos hemos chupado los tres la currada que nos hemos chupado, para poder ofrecer un texto inteligible.

El traductor de Google que mencionas da esto (primer párrafo):

Nuestro crecimiento como coleccionistas. A medida que crecemos nos convertimos en coleccionistas como "parcializada" a las especies minerales o localidades concretas.
Tal vez al principio de nuestra vida hemos trabajado en una mina de bórax que produjeron especímenes multa de borato
minerales y llegó a amarlos. O tal vez asistimos a una feria de minerales y se convirtió en
hipnotizado por una vitrina llena de muestras de plata fabuloso en que aparecen por un viejo
colector. O estábamos fuera de campo recogiendo con un amigo y descubrió un bolsillo de la fabulosa
seudomorfos meyerhofferite después inyoite. Estas y otras experiencias de la vida nos parcializada,
a menudo sin darse cuenta, a ciertos tipos de minerales y siempre tendrá un punto débil en el
nuestros corazones para ellos.

A mi no me parece muy recomendable ;-)
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Carles Millan




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MensajePublicado: 26 Feb 2011 23:53    Título del mensaje: Re: Traduccion y publicación de los artículos de R. Currier en M. Record  

Hace tiempo que compré el librito (separata) que vende "The Mineralogical Record", ahora ya por sólo $10, pero lo bueno que tiene el texto alternativo son las ocurrencias y frases graciosas que no salieron finalmente publicados en MR, y que supongo tampoco estarán incluidas en la traducción que estais preparando.

A mí me parece más ameno y divertido leer el escrito original de Rock, sin "retoques", que la versión oficial de la separata.
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Carles Millan




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MensajePublicado: 27 Feb 2011 00:27    Título del mensaje: Re: Traduccion y publicación de los artículos de R. Currier en M. Record  

Y para quien tenga interés en poseer el librito original (recomendable), aquí tiene una reproducción de la portada. Ahora es época de rebajas y lo venden por el módico precio de $10.05. A mí me costó $15 :-(

Más detalles en https://minrec.org/bookdetail.asp?id=64



MineralCollecting.jpg
 Descripción:
About Mineral Collecting, by Rock H. Currier
 Visto:  76838 veces

MineralCollecting.jpg


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Jordi Fabre
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MensajePublicado: 08 Mar 2011 00:36    Título del mensaje: "Coleccionando Minerales" - Primera entrega  

Aquí está la primera entrega de la despimporrante obra de Rock Currier "Coleccionando Minerales". Esta obra fue publicada en la Revista Mineralogical Record en 5 entregas por lo que nosotros la publicaremos aquí también en cinco partes, siendo esta la primera.

Además tenemos un plus, ya que Rock Currier ha escrito para FMF un pequeño texto introductorio y nos ha enviado algunas fotografías suyas para añadir a los textos.

No hubiese sido posible disponer de esta versión traducida sin el trabajo de José Luis (Vinoterapia) quien tradujo los artículos y de Frederic Varela, quien pulió estilísticamente las traducciones de José Luis. Muchas gracias a los dos por su altruista trabajo.

Desde hace mucho tiempo hablamos de esta obra, espero que todo el mundo disfrute leyéndola como nosotros disfrutamos, tanto en su versión inglesa como en esta traducción.


Este es el texto introductorio de Rock que he traducido al español (con la versión original debajo):

La preparación de estos artículos (o como quiere llamárselos) evolucionó gradualmente a lo largo de muchos años. Lo primero que escribí fue "Cual es el valor de un mineral", lo escribí hace más de 30 años y se fue expandiendo a través de sucesivos añadidos que están incorporados en el texto definitivo. Mientras, escribí otras cosas relacionadas con el coleccionismo de minerales y durante mucho tiempo no estuve seguro de qué estaba escribiendo o por qué. Poco a poco esta cosa que he titulado "Coleccionando Minerales" fue cogiendo forma y se me ocurrió que debía escribir acerca de otros aspectos del coleccionismo de minerales. Entonces vino lo que pareció un periodo final para configurar el texto definitivo, reescribiéndolo y puliéndolo. Después me pregunté quien en la humanidad podría querer publicar algo así, creyendo que su destino final sería algún tipo de publicación informal "a la moda". Sólo por probar se lo envié a Wendell Wilson para preguntarle su opinión y para mi sorpresa me dijo que lo quería publicar en 5 partes en el Mineralogical Record y que el texto necesitaría revisiones y reescribir algunas partes. Mientras esto se hacía el dichoso artículo me tenía obsesionado... Para mi gran sorpresa, el artículo fue votado como artículo del año en Mineralogical Record y también fui recompensado por agradables comentarios de grandes expertos, veteranos coleccionistas y conservadores de museos que parecieron encontrar los artículos interesantes y útiles, e incluso algunos comentaron que debía ser una lectura obligatoria para todo coleccionista que empezase. Parece que al final hice algo bien hecho.

Desde entonces se me ha ocurrido que podría añadir más cosas aquí y allá, y quizá en el futuro añada nuevos textos y revisiones.

Rock Currier
Arcadia, California
4 de Marzo 2011


The writing of this article, or what ever you want to call it, evolved gradually over many years. The first part that got written was “What is a mineral specimen worth” which I wrote more than more than 30 years ago and was canalized to some extent and incorporates into the present text. Then I wrote about some other stuff related to mineral collecting and for a long time I was not sure just what I was writing or why. Little by little this thing that I have titled “About Mineral Collecting” took shape as it occurred to me that I ought to write about other facets of mineral collecting. Then came what seemed an endless period of arranging it in different ways and rewriting and polishing. Then I wondered who in the world might want to publish such a thing and thought that its fate would end up as some sort of vanity press publication. I eventually sent it to Wendell Wilson and asked for his comments and to my surprise he said he wanted to publish it, as a 5 part series in the Mineralogical record and then came more revisions and rewriting. By the time it was done I was thoroughly sick of the thing. Also much to my surprise it was voted best article of the year in the Mineralogical Record. I have also been gratified that old time knowledgeable collectors and curators seem to find what I wrote interesting and worthwhile, and some have even comment that it should be a must read for every young mineral collector. Seems like I finally did something right after all. Since that time it has occurred to me that I could still add more to it here and there, and perhaps in the future I will make further additions and revisions.

Rock Currier
Arcadia, California
March 4, 2011


Y finalmente, esta es la primera entrega de "Coleccionando Minerales":

Coleccionando Minerales

Parte 1 de 5

Rock Currier.
rockcurrier@cs.com
Jewel Tunnel Imports (jeweltunnel.com)
13100 Spring St.
Baldwin Park, California, USA 91706


Traducción: José Luis (Vinoterapia) & Frederic Varela / Revisión: Jordi Fabre

Algunas observaciones personales, cavilaciones, reflexiones, reminiscencias, divagaciones, digresiones, quejas, aprobaciones, sapiencia y consejos recogidos a lo largo de 50 años de coleccionar y comerciar con minerales.



Madurando como coleccionistas

A medida que evolucionamos como coleccionistas a menudo nos “parcializamos” hacia especies o localidades minerales específicas. Quizás en nuestra juventud hayamos trabajado en una mina de bórax que produjo exquisitas piezas de boratos y nos enamoramos de ellos. O quizás asistimos a una exposición de minerales y nos quedamos hipnotizados por una vitrina llena de fabulosos ejemplares de plata exhibidos por un viejo coleccionista. O nos encontramos recolectando en el campo con un amigo y descubrimos un exquisito filón de meyerhofferita pseudomorfizada según inyoita. Éstas y otras experiencias en nuestras vidas dirigen nuestras preferencias, frecuentemente sin siquiera darnos cuenta, hacia ciertos tipos de minerales, de manera que siempre tendremos un lugar especial para ellos en nuestros corazones.

Si llegado el caso, usted se convierte en comerciante de minerales, se dará cuenta de que las predilecciones desarrolladas en sus años de juventud, en muchos casos, no son igualmente correspondidas por sus clientes. Ante ésta situación, la primera reacción puede ser de irritación hacia las otras personas, dado que en su ignorancia, no muestran nuestro mismo grado de valoración por ese tipo de especímenes. Usted llegará a pensar que si tan sólo pudiese educarlos lo suficiente, llegarían a adoptar sus preferencias como propias de ellos. Pero a menudo ésta es una tarea agotadora y eventualmente deberá aceptar, al menos hasta cierto punto, que el mundo es como es y no como usted quiere que sea. Con el paso de los años, evocará algunas de sus actitudes y se preguntará de donde salían. Y al final reconocerá que sus gustos personales han sido de alguna manera moldeados por el mercado de minerales. Sin embargo, como Mark Twain recalcaba, “Es preferible ser un joven escarabajo de Junio que una vieja ave del paraíso”.

A través de los años, su sistema de valores cambiará. Todo coleccionista ha tenido la experiencia de visitar una colección y quedarse fuertemente impresionado, pero luego al verla de nuevo después de 10 o 15 años, se pregunta qué sucedió con todos aquellos magníficos ejemplares. En la mayoría de los casos los ejemplares no han cambiado, tan sólo la percepción que teníamos de ellos.

Éste tipo de fenómeno afecta de forma especial a los buscadores de campo. Cuando nos topamos con un buen filón de cristales y los extraemos, nos parecen las piezas más exquisitas del mundo. Pero muchas veces, una vez en casa, los desenvolvemos, limpiamos, recortamos y etiquetamos, y entonces nos parecen más pequeños y ni por asomo tan buenos como cuando los recogimos en el campo. Finalmente, cuando los llevamos a una feria de minerales, donde tienen que competir con el resto de muestras ofrecidas a la venta, los nuestros lucen mucho menos llamativos.
He aquí un ejemplo: Un verano, mi mejor amigo me dijo “¡Oye! vamos a Colorado y recolectemos algo de amazonita. Tengo algunos derechos mineros cerca de Cristal Peak en el condado de Teller, Colorado que parecen prometedores. Tu pagas por la retroexcavadora y dividimos lo que encontremos 50/50”.
Aquello me sonó maravilloso, de manera que hacia allí fui. Aquél fue un verano glorioso acampando entre los pinos y álamos y recolectando amazonita. Aprendí a manejar una retroexcavadora y espantar moscas a la vez. Finalmente recogimos unos 500 kilos de cristales y encontramos muchos filones de amazonita, uno de ellos, llamémosle el #17, produjo muestras particularmente buenas. Uno de esos ejemplares correspondía a un grupo escalonado de fabulosas amazonitas de un azul oscuro y casi 30 cm. de altura, ¡pensamos que parecía un rascacielos!. Lo embalamos cuidadosamente en una caja marcada para que no se nos confundiera con el resto.
Algunos meses después nos reunimos para limpiar ese grupo especial de ejemplares y desenvolvimos los del filón #17. Ambos nos quedamos estupefactos, ¡la pieza había desaparecido! Rebuscamos en vano entre todo el material embalado pensando que quizás no lo habíamos desenvuelto todo, pero ese ejemplar en particular simplemente no estaba allí. Hasta consideramos la posibilidad de que alguien hubiese fisgoneado en la caja y lo hubiese robado.
Casi sin querer, señalé un ejemplar pequeño y dije, “sabes, la verdad es que se parecía a aquél, aunque mucho mas grande”. Ambos examinamos la muestra, la pusimos sobre la mesa y nos quedamos mirándola fijamente en silencio, en ese momento nos miramos a la cara y caímos en la cuenta de que esta pequeña y modesta pieza era en efecto nuestro querido “rascacielos”, el cual recordábamos con tanta ilusión y que sin embargo ahora se había encogido al tamaño de un pequeño ejemplar de vitrina. Los dos nos reímos con ganas de la experiencia.
No creo que nadie sea inmune a experimentar éste “encogimiento”. Dick Bideaux, uno de los autores de la obra multi volumen Handbook of Mineralogy, un puntilloso de la precisión, siempre llevaba una pequeña regla de plástico en su bolsillo para medir los cristales, de manera que podía anotar las dimensiones reales en lugar de tener que depender sólo de la memoria, que sabía que no era muy fiable.

No todos los coleccionistas lo serán durante toda su vida, a veces es una afición pasajera. La vida cambia continuamente y nos lleva en muchas direcciones. Jóvenes coleccionistas que se casan pueden encontrarse con que la esposa y los hijos hacen que su interés por los minerales quede adormecido durante muchos años, para florecer otra vez en etapas posteriores de la vida.
Igualmente, las modas en el mundo de los minerales cambian. Durante un tiempo los ejemplares de pocos centímetros tipo "thumbnail" pueden causar furor entre los coleccionistas, pero al cabo de unos años los interesados en ellos pasan a ser minoría. Cuando eso sucede, algunos coleccionistas (afortunadamente pocos) pueden tener la sensación de que han sido manipulados por los vendedores, quienes les han cargado de especímenes sobrevalorados, y a partir de ese momento abandonan esta afición con disgusto y desilusión.

La mayor parte de lo que escribiré a continuación está dirigido no a los coleccionistas ocasionales, sino a aquellos que muy probablemente se convertirán en coleccionistas de por vida. Existe mucha literatura para los coleccionistas noveles que jamás me ha parecido muy útil, informativa o del “mundo real”, de manera que he decidido escribir con un enfoque dirigido a comerciantes , vendedores, conservadores de colecciones y coleccionistas avanzados quienes deben, si he realizado un trabajo acertado, experimentar una cierta empatía cuando lean mis comentarios.


¿Cuánto puedes llegar a saber?

No importa cuánto hayas realizado, leído u observado, nunca llegarás a saberlo todo. A lo máximo que puedes aspirar es a aprender más que cualquier otro. Si crees que sabes mucho de minerales considera este ejemplo: dime todo lo relativo a minerales y especímenes de Cerro Rico. ¡Qué! ¿Apenas has oído hablar del lugar? Bueno, ha sido explotado sin interrupción durante más de 450 años y es considerado por muchos el depósito de plata más rico jamás encontrado. La ciudad de Potosí en Bolivia se sitúa a los pies del Cerro Rico y durante su apogeo fue la mayor ciudad en el hemisferio occidental, con una ópera y academias de equitación. Potosí es a menudo conocido por los coleccionistas por ser el origen de los mejores cristales de fosfofilita del mundo, pero, considerando su larga e ilustre historia, ¿cómo puedes saberlo todo acerca de los otros ejemplares producidos por esa localidad? Algunas personas poseen fragmentos de información (quizás en forma de un recuerdo del artículo de Mineralogical Record de 1999 sobre esta localidad), pero podemos estar seguros que nadie puede conocer más que un pequeño porcentaje de toda la verdad sobre dicho lugar. De hecho, podemos tener la certeza de que ninguna persona jamás ha conocido o visto muchas de las mejores piezas, las cuales terminaron pulverizadas, fundidas y transformadas en monedas de plata por la Casa de la Moneda establecida allí por los españoles. El mejor ejemplar de azurita jamás hallado probablemente esté ahora en algún lugar bajo la ciudad de Nueva York en forma de un tubo de cobre.

¿Donde puedo encontrar información sobre buenos especímenes minerales y cual es su valor?

Para ser un experto en minerales, se requiere mucho más que buenos conocimientos sobre los ejemplares. Buena parte de nuestra civilización se basa en el uso de materiales producidos en minas y canteras, que muchas veces han aportado los minerales que tanto anhelamos. La historia de la humanidad está a menudo entrelazada con éstos lugares, cuya posesión ha originado incluso conflictos bélicos. Toda nuestra vida como chiflados recolectores de muestras, la pasamos aprendiendo por qué razón algunos ejemplares son mejores que otros, su disponibilidad y su valor. Los coleccionistas siempre están cuchicheando sobre esos tópicos, pero la discusión de los aspectos económicos relacionados con el coleccionismo parecen evitarse deliberadamente en los artículos y revistas de minerales, fundamentalmente debido a que la valoración económica de un ejemplar es un asunto de opinión a menudo cambiante, algunas veces en función de una moda o de un nuevo descubrimiento, y generalmente no puede justificarse de forma precisa.
Otra preocupación para los editores de revistas es que la opinión de alguien sobre la calidad o valor de un ejemplar puede ofender a algunos lectores, o peor aun, pisar los sensibles callos financieros de los comerciantes que anuncian en la revista. Colmar de alabanzas un espécimen o especímenes de una localidad en particular no resulta problemático, pero decir o sólo sugerir que algunas de esas piezas no son tan valiosas como otras es un “tabú”. Emitir este tipo de juicio de valores por escrito genera muy pocos beneficios económicos y provoca muchos inconvenientes.

Si un comerciante tiene lo que él considera el mejor ejemplar en el mundo de un mineral en particular, se cuidará de proclamarlo a los cuatro vientos. Sin embargo, si él no lo tiene, lo cual ocurre a menudo, no se sentirá muy ansioso en comparar sus piezas con las mejores. La razón es simple y obvia, si las comparaciones se hiciesen, los especímenes ofrecidos en venta resultarían menos atractivos y más difíciles de vender. Aun en el caso de no tener el mejor de los ejemplares, siempre es posible exagerar sobre la calidad de la mercancía para obtener unos buenos beneficios. Generalmente nos salimos con la nuestra la mayoría de las veces, por que casi siempre sabe más la persona que vende que la que compra. No creo que sea necesario señalar que éste comportamiento “malvado” no esta limitado a los comerciantes de minerales o vendedores de coches usados, sino que es común en la mayoría de las modalidades del comercio entre humanos. Caveat Emptor (me lavo las manos).

Como coleccionistas, cuando observamos una vitrina de minerales, especialmente si contiene buenos ejemplares, generalmente jugamos al juego de “¿cuál es el mejor de estos?” o “¿cuál me gustaría tener?”. Ésta es una forma de afinar nuestra habilidad para discriminar entre el mejor y el muy bueno. En general, al comprar una pieza cara, el coleccionista preguntará al vendedor, “¿qué tan bueno es este espécimen?”. Esta misma pregunta puede realizarse de diferentes maneras: “¿realmente vale su precio?”, “¿cuántos ejemplares mejores que este ha visto?”, “¿está la mina aún produciendo piezas?”. Por supuesto, cualquier respuesta(s) de la persona que lo vende debe tomarse con una cierta prevención. Si estas preguntas se formularan a otro vendedor, debe tenerse en cuenta que este se sentirá reacio a alabar la mercancía de un competidor ya que él preferiría venderle algo de su propio catálogo. En esos casos sus elogios del espécimen estarán por debajo de lo que objetivamente podría decirse. Dependiendo de con quién se esté negociando, el tiempo de conversación dedicado a la conveniencia de poseer una pieza en particular puede estar en proporción directa con su precio.

He aquí un consejo que todo coleccionista debe tomarse muy en serio. Si se toma prestado un espécimen de un comerciante para mostrárselo a otro, debe hacerse en privado y de manera que excluya la posibilidad de que el propietario sepa a quién se le está enseñando. Incluso siguiendo esta regla, muchos comerciantes y coleccionistas son reacios a hacer comentarios de manera honesta sobre el valor y la calidad de una pieza, dado que tales opiniones muy a menudo acarrean problemas entre ellos.
Incluso cuando todo ha sido dicho, la mayoría de las veces todavía no estamos seguros de cuan valiosa es una pieza. Después de la subasta Freilich (ver más adelante) le dije a un negociante amigo mío, “sabes, ¡algunas veces pienso que ya no tengo la menor idea de lo que ocurre en el negocio de minerales!”, a lo cual el respondió, “bueno, yo lo sé…. uno o dos días de la semana”.


Ocho cosas que usted debe hacer para aprender sobre ejemplares de minerales

Para aprender acerca de minerales, estos deben verse y manipularse. Es muy importante poder manipularlos. Una foto puede ser muy buena y enseñar mucho, pero solamente ofrece una visión unidimensional del ejemplar. No nos dirá nada sobre el tacto, robustez, olor y sabor de un mineral, ni permitirá rotarlo en tres dimensiones y observarlo desde todos sus ángulos. Hacer esto nos permite comprender más fácilmente las texturas superficiales, peso y naturaleza tridimensional de diferentes tipos de cristales.
Para realmente aprender sobre minerales es esencial ir al lugar donde las piezas están expuestas y verlas personalmente:
1) visite museos y escuelas que tengan colecciones de minerales,
2) pida ver colecciones privadas,
3) asista a reuniones de sociedades gemológicas y mineralógicas,
4) visite exhibiciones de gemas y minerales,
5) coleccione sus propios ejemplares como un ejercicio de aprendizaje. También es necesario estudiar acerca de ellos,
6) lea libros y revistas de minerales,
7) tome clases, asista a sesiones de estudio y
8) navegue por Internet.

A continuación algunas sugerencias sobre cada uno de estos planteamientos.


Grandes colecciones institucionales a visitar

Las grandes colecciones públicas de minerales incluyen, pero no se limitan, a las siguientes Instituciones, de las cuales no todas tienen sus colecciones en exhibición:
Museo Mineralógico de Harvard. Cambridge, Massachussets.
Universidad de Yale, New Haven, Connecticut.
Museo Americano de Historia Natural, New York.
Academia de Ciencias, Philadelphia.
Instituto Bryn Mawr, Bryn Mawr, Pennsylvania.
Museo Nacional de Historia Natural (Instituto Smithsoniano), Washington, D.C.
Museo Mineral Seaman, Houghton, Michigan.
Museo Carnegie de Historia Natural, Pittsburgh, Pennsylvania.
Museo de Ciencias Naturales de Houston, Houston, Texas.
Museo de Ciencias Naturales de Denver, Denver, Colorado.
Museo de Historia Natural del Condado de Los Angeles, Los Angeles, California.
Museo Nacional del Canadá, Ottawa, Canadá.
Real Museo de Ontario, Toronto, Canadá.
Museo de Historia Natural de Londres, Londres, Reino Unido.
Escuela de Minas de Paris, Paris, Francia.
Universidad de La Sorbona, Paris, Francia.

He elegido mencionar esta serie de Instituciones bien por haber dedicado bastante tiempo al estudio de sus ejemplares o bien porque sus responsables me concedieron el privilegio extraordinario de poder manipular y fotografiar sus tesoros. Para un listado más completo y descripciones de muchos museos minerales ver el índice de los 25 años del Mineralogical Record y buscar el apartado “Museos y Colecciones Privadas” en el índice General (puede obtenerse en www.mineralogicalrecord.com). Ver también el libro World Directory of Mineral Collections (1994), editado por la Asociación Internacional de Mineralogía.


Colecciones Privadas

Trate de ver tantas como pueda. Las colecciones privadas donadas son los pilares sobre los cuales están construidas las colecciones institucionales. A muchos coleccionistas les gusta mostrar sus colecciones. Si sabe de alguien que tenga una buena colección, preséntese usted mismo y diga “me he enterado que tiene usted una maravillosa colección de minerales; ¿podría visitarlo y verla?”. La mayoría de los coleccionistas estarán encantados de su interés y solo raramente su propuesta será rechazada. Hasta en los casos reacios, un poco de perseverancia le abrirá las puertas. Entre sus amigos coleccionistas reside mucho del conocimiento que usted está buscando. Convenza al coleccionista o responsable de la colección sobre su interés y conocimiento, y las puertas se abrirán de par en par, dándole acceso a sus ejemplares, conocimiento y ayuda.
Si se le permite examinar una colección de minerales, mantenga las formas como coleccionista: no toque ninguna de las piezas a no ser que conozca el protocolo correcto.


Libros y Revistas

Como coleccionista, es necesario invertir en algunas publicaciones especializadas. La mayoría de conocimientos necesarios que usted debe adquirir están dispersos por la literatura mineralógica y geológica, pero algunas fuentes son más ricas que otras en información sobre lo que constituye un buen ejemplar.

Siempre he tenido un motivo de queja en cuanto a la descripción de minerales en los libros. Muchos de ellos incluyen una lista de minerales encontrados en diferentes niveles geológicos o en diferentes localidades, pero dicen extremadamente poco sobre la calidad de los ejemplares, y tampoco muestran una foto para poder verlos. Mi queja principal siempre ha sido ¿dónde está la referencia? Cuando no se presentan las fotos de los ejemplares descritos (lo que suele ocurrir con frecuencia) deberíamos plantearnos que tipo de conocimiento sobre los especímenes puede tener el autor. Esta persona puede tener un profundo conocimiento de lo que constituye un ejemplar especial, o puede ser un geólogo o un ingeniero de minas con limitados conocimientos en esa faceta. En este ultimo caso, el autor puede mostrar entusiasmo acerca de una mina con “cristales” de fluorita verde de un metro, pero simplemente puede no mencionar que son solamente masas, altamente fracturadas, apenas distinguibles de la roca encajante y de interés solo para quienes quieran fabricar pasta de dientes fluorada.

Hace muchos años, cuando me dedicaba bastante a la recolección de campo, llamé al Dr. Richard Jahns, un experto en pegmatitas de la Universidad de Stanford. Le pedí consejo acerca de a dónde ir en el distrito minero de Petaca en Nuevo México, dado que él había escrito un trabajo profesional para el USGS (Servicio Geológico Americano) sobre tal distrito. Con mucho entusiasmo me habló de una mina fabulosa con cristales de fluorita de un metro y ramilletes de columbita y tantalita en las paredes de dicha mina. ¡También me previno de no mencionárselo a nadie más! Por supuesto encontramos las fluoritas, pero en forma masiva como describí anteriormente. Lo más memorable de la mina fueron unas masas impresionantes, redondeadas, como hemisferios blancos, de mohos babosos que crecían sobre puntales de madera en las zonas cercanas al nivel de agua de la mina.
Aquí cito algunos libros que he encontrado particularmente útiles e instructivos; en otras palabras, aquellos que contienen la mayor “sustancia” para los amantes de los minerales.

Das Mineral Reich (1903), por Reinhard Brauns.
Este libro también fue editado en inglés -The Mineral Kingdom - en 1912. Contiene láminas a color que muestran qué tipo de ejemplares fueron considerados relevantes a finales del siglo XIX y principios del XX. Los especímenes pertenecían principalmente a colecciones y museos alemanes. Durante muchos años fue quizás el mejor libro de consulta cuando se quería determinar el rango de calidad de un mineral. Aunque la calidad de las imágenes del libro era buena para su época, uno desearía que fuese reeditado utilizando técnicas de fotografía e impresión modernas. Está claro que el mejor ejemplar de hace 100 años sigue siendo un gran ejemplar hoy en día.

Dana´s System of Mineralogy; 6ª y 7ª ediciones, y Dana´s Textbook of Mineralogy; 4ª edición.
James D. Dana está considerado como el padre de la mineralogía americana, y las diversas ediciones de su Sistema de Mineralogía han sido durante mucho tiempo alabadas por coleccionistas y mineralogistas americanos. La séptima edición adolece de la falta de descripciones de silicatos, pero tiene buenos dibujos de cristales. También se echan en falta fotografías de buenos ejemplares. Sin embargo, para cada especie, en la sección de “Observado”, se mencionan muchas localidades que han producido ejemplares. No puedo pensar en cuántas veces he consultado esos pesados tomos para buscar información correcta sobre las localidades. Pero también debo alertar sobre estas ubicaciones. Muchas han sido simplemente copiadas de ediciones y referencias previas. Algunas veces los autores jamás han visto un ejemplar de los sitios que mencionan. Cuando estas primeras referencias fueron publicadas, los ejemplares de esas localidades a menudo eran los mejores disponibles. Sin embargo, los cánones de calidad han variado y muchas de esas piezas difícilmente merecerían la atención de los coleccionistas actuales. Pero si estos lugares venían referenciados por el ilustre Dana, los ejemplares debían ser dignos de incluirse en cada nuevo libro, ¿no? Bueno, algunas veces (o mejor dicho, con bastante frecuencia) sí es el caso, pero no invariablemente.

Handbuch der Mineralogie (1897 – 1975) por Carl Hintze.
La publicación de este trabajo comenzó a finales del siglo XIX y continuó de forma intermitente durante varias décadas. Aunque el libro está en alemán, cualquier coleccionista de minerales o mineralogista serio debe, al menos, estar familiarizado con él. La obra completa consiste en 247 tomos de información mineralógica. Bueno, de acuerdo, no son 247 volúmenes, tan sólo parecen eso. El trabajo es tan largo y detallado que al inicio es intimidante. Algunos americanos simplemente elevan sus manos exclamando “Sólo los alemanes son capaces de hacer algo así”. Pero los volúmenes de Hintze son para los mineralogistas europeos lo que el Sistema de Dana ha sido para los americanos. De alguna manera nos recuerda uno de los tomos de la Enciclopedia Británica o el diccionario íntegro de la lengua inglesa de Oxford. Su impresionante volumen hace que en comparación el Sistema de Dana parezca bastante anémico. Sin embargo hará falta comprender algo de alemán para poder sacar algún provecho de esta obra.

Mineralogy for Amateurs (1964) por John Sinkankas.
A priori este libro puede causar una cierta decepción por su sencillez, sin embargo engloba todo un tesoro de conocimientos y sabiduría mineralógica. Contiene muchas fotos de buenos ejemplares y menciona otros muchos. Consiga una copia y úselo, lo encontrará estimulante. Éste es uno de los libros de mineralogía que tenemos en nuestro catálogo de la librería. Sin embargo, es triste constatar lo difícil que es de vender y que por ejemplo, los libros sobre las propiedades metafísicas de los minerales se venden mucho más que este (como cien veces más). Me deprimo cuando considero las implicaciones que esto tiene sobre una sociedad basada en la razón, en la cual, creo, la mayoría de nosotros quisiera vivir.

Handbook of Mineralogy por Bideaux, Anthony, Bladth & Nichols.
Con seis gruesos tomos, definitivamente no cabe en una mano. La obra está organizada alfabéticamente por especies minerales y cada volumen trata de grupos de minerales químicamente relacionados, como silicatos, fosfatos, etc. Con el tiempo seguramente será considerado una de las grandes obras en mineralogía. La queja más frecuente es que sólo dedica una página a cada mineral, tanto si se trata de un mineral extremadamente raro encontrado en una sola localidad como de un mineral común como el cuarzo o la calcita. Al inicio de cada página se encuentra una breve discusión sobre “Información del Cristal”. Para el coleccionista, quizás la característica más interesante de ésta sección sea la mención del cristal de mayor tamaño encontrado. Aunque a menudo no se menciona de que localidad procede o la apariencia de este cristal, al menos podemos saber que tamaño pueden alcanzar los cristales de un mineral en particular. Desconocemos el volumen de trabajo realizado por cada uno de los autores, pero Dick Bideaux fue realmente un fanático de la precisión y el detalle, y considerando que él personalmente financió la publicación del manual, creo que la precisión de los datos contenidos en este libro debe sobrepasar el de todos los demás. Dick ofrecía una recompensa de cinco dólares a todo aquel que pudiese encontrar un error en el texto, y si no recuerdo mal, hasta el día de su muerte había pagado menos de 100 dólares.

Popular Guide to Minerals (1912) por Louis Pope Gratacap.
Escrito por un antiguo conservador del Museo Americano de Historia Natural, este libro incluye una descripción y algunas fotos de ejemplares de la colección Clarence Brement, que en su tiempo, fue considerada la colección privada más grande del mundo. Gracias a la generosidad de J.P. Morgan, su donación al Museo Americano de Historia Natural hizo que este museo se situara entre la élite de los grandes museos de minerales. Se dice que en aquella época el museo no tenía ninguna pieza que no fuese superada en calidad por un ejemplar equivalente de la colección Brement. Con el paso de los años, después de la salida de Fred Pough, conservador del Museo durante mucho tiempo, este magnífico patrimonio fue dilapidado por conservadores ineptos y por políticas erróneas del museo. Aunque hoy su conservación parece estar de nuevo en manos competentes, los ejemplares de esta gran colección que permanecen en el museo apenas reflejan levemente su grandeza original.
Gratacap impregnó su obra de sabiduría orientada al coleccionista, y mucha de ésta sabiduría es tan válida hoy como cuando fue escrita a principios del siglo XX. Ejemplos:
“Cuidar demasiado nuestra billetera no hará que aumente la calidad de nuestra vitrina”.
Mencionando a las bournonitas: “Buenas la mayoría, pero uno recuerda con pesar aquellas del Museo Británico”. Citando las cupritas de Bisbee, Arizona: “Permiten a un patriota un disculpable sentimiento de orgullo en su favorecedora comparación con sus equivalentes británicas”.

En Visitant Les grandes Collections Mineralogiques Mondiales (1964 , 1972) por Claude Guillemin.
Este autor visitó muchos museos y colecciones privadas, realizando listas y dibujos de las piezas que consideró como las mejores, para finalmente publicar su obra en dos tomos. Si hubiera dispuesto de suficientes recursos para publicar su trabajo con buenas fotos a color en lugar de dibujos, el libro habría tenido una mayor difusión entre los coleccionistas de la que tiene hoy en día.
De cualquier manera, es una buena adquisición si se está interesado en minerales de calidad.

The World´s Finest Minerals & Crystals (1973) por Peter Bancroft.
Sin lugar a dudas este es uno de los trabajos más conseguidos hasta la fecha a la hora de mostrar toda la belleza de los mejores ejemplares minerales a nivel mundial. Hasta cierto punto está limitado en cuanto al número de especies minerales mostradas y muchos de los ejemplares han sido superados por descubrimientos recientes, pero el libro fue toda una referencia en su época.

Gem & Crystal Treasures (1984) por Peter Bancroft.
El libro presenta una maravillosa colección de fotografías y descripciones de localidades clásicas de minerales, con un texto descriptivo realizado por un prominente coleccionista con amplios conocimientos. También contiene buenas fotografías de excelentes ejemplares de esas localidades. Si se quiere ser un coleccionista bien formado, éste es un libro que hay que tener y consultar. Desafortunadamente es bastante escaso en el mercado de libros usados, pero parece que está en preparación una edición nueva y actualizada.

The F. John Barlow Mineral Collection (1996) por F. John Barlow, Robert W. Jones y Gene L. LaBerge.
El catálogo de la fastuosa colección personal de Barlow contiene muchas fotografías a color de excelentes piezas de la colección de John, así como muchas “historias de guerra” sobre la adquisición de sus ejemplares. Este libro es agradable, dado que las fotos están repartidas en el libro con el texto relevante a su lado, en lugar de estar todas agrupadas para ahorrar dinero. Buena parte de la colección de John Barlow se encuentra ahora en el Museo de Ciencias Naturales de Houston. Si se quiere un libro que muestre lo que son buenos ejemplares (casi los mejores), éste es el libro que se debe comprar. Como en toda publicación, hay algunos errores; por ejemplo, la estannita que aparece en el libro es realmente una esfalerita.

La Colección de Desmond Sacco (1999) por Bruce Cairncross.
Este libro describe los ejemplares de la colección de Desmond Sacco, y en su mayoría muestra minerales de África del Sur y Namibia. Muchos de los ejemplares mostrados son excelentes y darán al coleccionista una buena perspectiva de la belleza de las piezas de calidad de estas localidades. Una persona joven que conozco considera el libro como la “Biblia” de los minerales de primera calidad. Usted tendrá que decidir por su cuenta.

La Magnifica Colección Mineral de Joseph A. Freilich; catálogo de subasta de Sotheby´s de Nueva York, Enero 11 & 12, 2001 (venta 7586).
Los minerales mostrados en este catálogo de subasta pertenecen a la colección de Joseph A. Freilich. Contiene las fotos de muchos y muy buenos ejemplares. Llamar a la colección “magnífica” puede ser exagerado si uno conoce algo de otras colecciones privadas históricas, pero supongo que el sensacionalismo es comprensible considerando el aspecto comercial de la subasta. A diferencia de muchas colecciones históricas, esta fue creada en sólo un par de años, de manera que constituye una cápsula del tiempo de lo mejor disponible en el mercado durante ese corto período. Muchas de las grandes fotos a color fueron tomadas por los eminentes fotógrafos de minerales Harold y Erica Van Pelt (aunque Sotheby´s no les mencione en los créditos del catálogo).
Este catálogo y la lista de precios de salida a subasta son interesantes para los coleccionistas ya que fue la primera vez en al menos 100 años que hubo una amplia subasta de buenos ejemplares minerales. Los precios de salida a subasta cubren todo el espectro, desde modestos a desorbitados, pero proveen un punto de referencia concreta de cuánto se está dispuesto a pagar por ejemplares de buena calidad.
No vale la pena molestar a Sotheby´s requiriendo copias del catálogo, ya que todas fueron vendidas poco después de la subasta. Si quiere obtener uno de éstos catálogos tendrá que conseguirlo a través de vendedores de libros de minerales descatalogados. Sin embargo, en el número especial de la revista Mineralogical Record´s (Enero – Febrero del 2000) sobre la colección de Freilich, se mostraban un centenar de las mejores piezas de esta colección, y este número de la revista está todavía disponible a través de la editorial.
Los precios de reserva de los especímenes de la colección Freilich fueron conocidos únicamente por los agentes de subasta y una o dos personas más. Casi el 40% de los ejemplares no llegaron a alcanzar el precio de reserva y fueron retirados. De los ejemplares que se vendieron, el 60% lo hizo por debajo del mínimo estimado. Muchas de las piezas fueron vendidas por aproximadamente el 70% del precio estimado bajo, que aparentemente era lo mínimo que el agente de subasta estaba dispuesto a aceptar.
Unos cuantos ejemplares de la colección Freilich no se encontraban incluidos en la subasta porque Freilich no los había pagado, por lo tanto fueron devueltos a los distribuidores que los proporcionaron. Algunas de esas piezas que no habían sido pagadas fueron compradas por Sotheby´s, pues se pensó que la subasta no tendría éxito si no se incluían tales piezas. Un vendedor experimentado quedó estupefacto cuando un ejemplar de pirita de Perú fue vendido por 75.000 $; bueno, para ser honesto, todos nos quedamos igual. Sin embargo una pieza de oro maravillosamente cristalizado conocida como “El Águila” solo obtuvo 69.750 $. Los comerciantes de minerales compraron algo más que unas cuantas piezas: uno de ellos compro un espécimen que él mismo había vendido al señor Freilich, y fue capaz de obtenerlo aproximadamente por la mitad del precio que Freilich le había pagado por él. La “venta paralela”, por llamarla de alguna manera, a la subasta de minerales fue la subasta de la colección (mucho mas valiosa) de libros de minerales perteneciente al señor Freilich. Se dice que Sotheby´s realmente quería los libros, pero para obtenerlos debía quedarse también con los minerales; los libros, a diferencia de los minerales, se vendieron rápidamente y a precios elevados.

Tsumeb (1999) por Georg Gebhard.
Tsumeb, Namibia (anteriormente África Sur Occidental) es una localidad clásica conocida por todos los coleccionistas. Esta zona fue explotada durante más de cien años, y casi todas las colecciones, excepto las más especializadas, contienen ejemplares de allí. No se puede ser coleccionista de minerales y no estar familiarizado con los maravillosos ejemplares que Tsumeb ha producido. Este libro proporciona al coleccionista fotografías de excelentes ejemplares, maravillosas vistas de la zona y una buena perspectiva histórica.


Revistas de Minerales

Probablemente la revista de minerales más influyente hoy en día es Mineralogical Record, que ha sido publicada sin interrupción desde 1970. La colección completa de esta publicación periódica es sin duda el mayor compendio que existe de información acerca de buenas piezas de colección. Sus artículos y fotografías le ayudarán a aprender sobre ejemplares minerales de calidad más que cualquier otra fuente. Su editor en jefe, Wendell Wilson, publica una revista que es sumamente difícil de superar. Hay que decir sin embargo que es una persona mucho más precavida que otros editores de revistas internacionales a la hora de aceptar artículos que puedan causar controversia. Esta precaución puede ser debida a la naturaleza litigante de la cultura americana, más que al miedo a la controversia en sí.
Otra buena revista es Rocks & Minerals, que ha venido publicándose durante más tiempo (concretamente desde 1926), aunque no siempre se ha enfocado exclusivamente a minerales de alta calidad. Entre las publicaciones extranjeras, algunas de las que vienen rápidamente a mi mente son un par de revistas alemanas, Lapis (un fuerte competidor de Mineralogical Record) y Mineralien Welt ; la revista italiana Rivista Mineralogica Italiana; la francesa Le Règne Minéral; la española Bocamina; y la británica U.K. Journal of Mines and Minerals.
Es necesaria una advertencia. Algunos artículos están escritos con el propósito de publicitar un descubrimiento en particular que se encuentre actualmente en el mercado, o bien promocionar el atractivo comercial de los ejemplares descritos. Las motivaciones comerciales son en general bastante obvias y pueden en cualquier caso ser útiles para intercambiar buena información. Otros artículos están escritos por autores entusiastas de los minerales de un área en particular y esperan contagiar a los lectores su entusiasmo. Muchas veces el autor sólo pretende transmitir el conocimiento que ha acumulado, disfrutar al ver su nombre impreso, añadir otro título a su bibliografía personal, crearse un nombre en éste mundo o todo lo anterior junto.


Vendedores / Ferias de Gemas y Minerales

Una parte esencial, quizá una de las más importantes del coleccionismo de minerales consiste en relacionarse con otros coleccionistas, vendedores y conservadores de colecciones. La Feria de Gemas y Minerales de Tucson podría decirse que es el mejor lugar donde relacionarse con otros coleccionistas, a la vez que ofrece una oportunidad única e intensa para aumentar nuestros conocimientos sobre minerales. Cada febrero, desde hace más de 50 años, coleccionistas de minerales, conservadores de colecciones y profesionales de las Ciencias de la Tierra de todas partes de los Estados Unidos y del Globo, han estado convergiendo en ésta comunidad del desierto de Tucson, Arizona. Aquí se relacionan entre sí, escuchan o imparten charlas, compran, venden y muestran ejemplares de minerales, libros, gemas, joyería y vastas cantidades de cualquier material relacionado que se pueda imaginar. Este es el bazar supremo de nuestro hobby. Esta es la “Meca” del mundo de la mineralogía y te debes a ti mismo, como una "persona mineral", realizar la peregrinación al menos una vez en la vida.

Muchas otras muestras de gemas y minerales también valen la pena. La gran exhibición de Munich a principios de Noviembre es excepcional, las ferias de Denver en Septiembre y Sainte-Marie-aux-Mines (Francia) en junio son excelentes. Es en éstas exhibiciones donde es posible encontrar y llegar a conocer a diversos comerciantes de minerales y aprender sobre los precios de los minerales.
Además de asistir a las muestras, también debe visitarse a los vendedores en sus talleres y tiendas cuando eso sea posible. A menos que se sea estrictamente un coleccionista de campo, los vendedores serán los proveedores de la mayoría de los ejemplares.


Coleccionando en el campo

Si decide recolectar sus propios ejemplares en el campo, esta decisión añadirá una dimensión substancial a su apreciación de los minerales. Descienda 200 metros por una escalera de madera de dudosa integridad hacia una mina abandonada, acampe bajo tierra en la oscuridad durante un día o dos, quede exhausto de romper y mover rocas, recolecte de un filón unos buenos ejemplares, cárguelos a la espalda escaleras arriba y regresará siendo una persona diferente. Inténtelo y lo recordará durante el resto de su vida. Y, extrañamente, si es joven, querrá hacerlo de nuevo. Encontrar un filón mineral con buenos ejemplares que han estado allí durante millones de años y recolectarlos es una experiencia inolvidable.

El problema radica en que esto no es fácil de hacer, y es mucho más difícil aún ganarse la vida haciéndolo. Ni el más afortunado de los recolectores de campo vive como un rey. La razón por la que no mueren más coleccionistas en minas abandonadas es para mí un misterio. Yo he dedicado bastante tiempo a estas actividades, y he estado muy cerca de desprendimientos de rocas que pudieron costarme la vida. Todos los coleccionistas de campo que se enorgullecen de serlo tienen angustiosas historias de cómo casi encontraron su final en canteras o minas abandonadas. Pero cuando se es joven uno se siente inmortal, así que no se preocupe por ello.

Si quiere aprender como tener éxito como buscador de minerales, debe encontrar un coleccionista de campo experimentado a través de alguna sociedad gemológica, de minerales o en foros de Internet y ver si está de acuerdo en tenerlo bajo su tutela para enseñarle los trucos. Cargue con sus martillos, pague la gasolina y la comida, ríase de sus chistes y dígale lo guapo e inteligente que es. Haga lo que sea, valdrá la pena. No es que usted no pueda hacerlo por su cuenta, pero con un coleccionista de campo experimentado como guía aprenderá protocolos-rutinas esenciales de seguridad, se ahorrará años de esfuerzo y hará que su búsqueda sea exponencialmente más agradable y productiva. A su vez, con un buen amigo coleccionista se dará cuenta que se "picarán" entre sí y eso hará que encuentren mejores piezas.


Asociaciones Gemológicas y Mineralógicas

A lo largo y ancho de los Estados Unidos y en muchos otros países, existen asociaciones gemológicas y mineralógicas para aficionados. La mayoría de ellas se orientan hacia las gemas o la fabricación de bisutería, aunque entre sus miembros se suele encontrar algunas almas solitarias cuyo interés se centra en los minerales. Unas cuantas asociaciones sin embargo se orientan hacia los minerales y es necesario encontrarlas para poder afiliarse. Si lo consigue, se encontrará con sus compañeros del alma. Si no tiene ni idea de cómo contactar con uno de estos clubes, haga una búsqueda en Google con la frase “club de minerales”, añadiendo el nombre de su región o localidad. La última vez que miré, Google encontró más de 50.000 páginas si no se le indicaba ninguna localidad en particular.
También en Internet existen varios grupos de chateo relacionados con gemas y minerales. www.mindat.org alberga una serie de grupos de chateo especializados en diferentes aspectos del coleccionismo de minerales. En ese sitio puede pedir información acerca de grupos o personas en su área. Encontrará mucha gente deseosa de ayudar. Si vive en un país sin referencias de estos grupos, algún profesor de la universidad local podrá ponerlo en contacto con personas de intereses similares.

En los Estados Unidos, quizás la institución más influyente y la que más ha contribuido a crear los cánones que definen la calidad de un ejemplar es la Federación Americana de Sociedades de Gemas y Minerales, así como sus afiliados regionales. La Federación desarrolló en su día una serie de reglas definiendo las exhibiciones competitivas de gemas y minerales, y estas reglas aun están en uso. Si decide entrar en una de estas competiciones hágalo sabiendo a qué se expone. En adición a las reglas, se dará cuenta que las decisiones de algunos jueces pueden ser arbitrarias, además de que algunos de los jueces pueden tener un conocimiento limitado sobre minerales. Las reglas de la Federación citan las diferentes categorías en las cuales se puede competir, los aspectos que buscan los jueces, y cuántos puntos pueden ganar o perder por diferentes aspectos del objeto exhibido. Aquí se incluye la perfección (ausencia de daños), rareza, etiquetado y calidad de la presentación (si hay arrugas en la tela del exhibidor, pelusas o polvo, etc.)

En la competición de ejemplares minerales existen diferentes categorías de tamaño en las cuales competir: "micromounts", tamaño reducido, miniaturas, gabinete, etc. Las reglas de la Federación establecen que los ejemplares que compiten en la categoría de "tamaño reducido" deben caber en un cubo de una pulgada (2,54 cm.) mientras está exhibido, mientras que los especimenes "miniatura" deben hacerlo en uno de 2 pulgadas (5,08 cm.). Esto significa que en su lugar de exposición, podemos poner directamente sobre ellos una caja de una o dos pulgadas de arista, según sea el caso, y la muestra debe caber completamente en dicha caja.

Hay categorías para diferentes clases de ejemplares: recolectados personalmente, minerales conteniendo algún elemento en particular, vitrinas educativas, pseudomorfos, etc. Las reglas establecen el número máximo de puntos a obtener si todas las etiquetas están correctas, si la vitrina es perfecta, etc.

La mayor parte del tiempo la competición gira principalmente sobre la calidad de los especímenes y la ausencia de defectos. Cuando un coleccionista pierde una competición debido a que alguno de sus ejemplares presenta un ligero daño, pueden imaginarse el detalle con el cual inspeccionará futuros ejemplares antes de decidirse a comprarlos. He oído quejas de vendedores acerca de inspecciones con lupa por parte de potenciales clientes. Un coleccionista que se convirtió en vendedor, David Wilber, fue hasta tal punto famoso por su insistencia en la perfección que el más pequeño e imperceptible defecto en un mineral llegó a conocerse como un “wilber”. La comunidad de coleccionistas europeos, que no vive en un ambiente competitivo comparable, no tiene la manía por la perfección que tenemos en América. La influencia de la Federación está en declive desde hace unos años, pero el énfasis en la perfección persiste.


Asista a Clases

Si cerca de usted existe una escuela o universidad que tenga un departamento de Geología, acérquese a conocer al mineralogista responsable. Este puede ser de gran ayuda y permitirle asistir oficialmente a los cursos (asistir sin examinarse) o simplemente asistir como oyente a alguno de sus cursos.
Los mineralogistas locales algunas veces se involucran con los clubes de gemas y minerales, y suelen dar charlas o mantener sesiones de estudio con los miembros interesados en aprender más sobre mineralogía. Infórmese acerca de lo que su club local puede ofrecer, y si no ofrece nada, hable con otros miembros y reúna suficientes personas como para establecer un grupo de estudio. Muestre un interés sincero en aprender, y generalmente siempre habrá alguien con experiencia que se pondrá al frente de la enseñanza de su grupo.


Navegue por Internet

Cada vez más, Internet y la información presentada en ella se ha transformado en una importante herramienta para el aprendizaje sobre minerales. Para algunas personas ha llegado a remplazar las fuentes tradicionales de información representadas por libros, revistas, asociaciones y ferias de gemas y minerales. El Dr. George Grossman del Instituto de Tecnología de California me mencionó que casi todas las referencias citadas en los trabajos de sus estudiantes corresponden a referencias de Internet.

Internet permite interactuar con personas con intereses similares en grupos de chateo, y se puede aprender sobre el aspecto técnico de la mineralogía a través de publicaciones disponibles en línea. Si está interesado en crear una colección, Internet está llena de cientos de sitios creados por personas interesadas en venderle los ejemplares y mantienen más fotografías de minerales de las que jamás será capaz de ver. Muchas piezas están en venta a precios fijos, otras lo hacen en subastas en portales como eBay.

Visitar los portales de subastas y los de vendedores es una buena forma de aprender acerca de los precios de los minerales. Hay vendedores que se especializan en ejemplares de alta gama o de muestras con pobre aspecto, así como cualquier otra calidad intermedia. Quisiera prevenirle para que preste atención al tamaño de los ejemplares, porque generalmente al recibir la muestra encontrará que su tamaño es inferior al que usted había imaginado. También tenga en cuenta que las personas que toman las fotografías para Internet, generalmente saben como hacer fotografías realmente buenas y bajo condiciones de luz ideales, de manera que cuando los ejemplares llegan a su destino no parecen tan atractivos como en las fotografías que vio en la red. Recuerde, una mujer fotografiada en un estudio por un gran fotógrafo siempre luce mejor luego en las fotos que tal como ella llegó allí.

Un portal de Internet cada vez más importante para coleccionistas, e incluso para mineralogistas profesionales, es www.mindat.org. Aquí se puede encontrar mucha de la información incluida en los libros de texto de mineralogía, además de muchos otros temas de interés para coleccionistas. Este sitio contiene una base de datos donde se listan miles de localidades, así como fotografías de miles de ejemplares de esos lugares. Los grupos de chateo en este portal son frecuentados por las personas más expertas y refinadas del mundo mineral. Contiene también una extensa lista de vínculos a otros lugares de la red. Aquí podrá aprender mucho y compartir sus conocimientos con otros.

Fiuuuu! Ahora que ha concluido la lectura sobre las ocho cosas que debe hacer en su búsqueda del Nirvana en el coleccionismo de minerales, quizás tendrá ganas de leer algo adicional. Lo que se presentará en las próximas entregas corresponde a observaciones sobre las diversas clases de coleccionistas de minerales. Usted puede estar tipificado en una o varias de estas clases, y si no, probablemente lo estará en el tiempo oportuno.


Nota de los traductores: El grabado mostrado en el encabezado del artículo original publicado en Mineralogical Record, forma parte de la página del título del catálogo de la colección personal de Ignaz von Born, Lithophylacium Bornianum (1772), tomo 1. La viñeta muestra al antiguo filósofo griego Teofrasto (371 – 287 A.C.). Su Peri lithon (sobre las rocas) es un trabajo de especial interés en la historia de la mineralogía, siendo el documento sobre minerales de mayor relevancia que sobrevive desde los tiempos clásicos. Es único entre las escrituras antiguas y medievales por su libertad relativa de componentes mágicos y mitológicos, y durante 1800 años permaneció como el más acreditado tratado sobre minerales.


Currier Collection1.jpg
 Descripción:
El "antro" de Rock en donde tiene almacenada su colección
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 Descripción:
La mesa de trabajo, libros y archivos por todas partes, y minerales alrededor (naturalmente ;-)
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Micro collection3.jpg
 Descripción:
La colección de micros
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 Descripción:
Un estante
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 Descripción:
Los micros
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 Descripción:
Y los micros propiamente dichos ;-)
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 Descripción:
Con sus correspondientes etiquetas...
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Currier collection 3.jpg
 Descripción:
Y aquí ya vemos a Rock en el espejo, mientras fotografía algo que no parece micro!
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 Descripción:
Y finalmente el gran (en todos los sentidos) Rock de más cerca. Como se puede ver, no sólo Rock es grande, sino también algunos de sus minerales como el Topacio de Virgem da Lapa (Brasil) o la Azurita de Bisbee, Arizona.
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Currier collection 5.jpg


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yowanni
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MensajePublicado: 08 Mar 2011 01:28    Título del mensaje: Re: Traducción y publicación de la obra de Rock Currier: Coleccionado Minerales  

Sencillamente genial, clarividente, ... no hay adjetivos para describirlo.
Estoy deseando leer las próximas entregas.

_________________
Jonathan
-----------------------------------
To be a rock and not to roll
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Jose F. Castro Medina




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MensajePublicado: 08 Mar 2011 03:26    Título del mensaje: Re: Traducción y publicación de la obra de Rock Currier: Coleccionado Minerales  

Muy bueno de verdad, creo que estos articulos nos enseña muchos a todos.
Un trabajo extraordinario
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Antonio Alcaide




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MensajePublicado: 08 Mar 2011 09:51    Título del mensaje: Re: Traducción y publicación de la obra de Rock Currier: Coleccionado Minerales  

Genial!!!!! Gracias a José Luis -Vinoterapia- y a Frederic por su trabajo. Vamos a disfrutar como "coleccionistas bajitos".

Y que Arturo Shaw no se pierda los cajones "ad hoc" para los micros!!

Saludos

_________________
La vida es el cristal más breve
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Jorgina-Agusti-Màrius




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MensajePublicado: 08 Mar 2011 13:14    Título del mensaje: Re: Traducción y publicación de la obra de Rock Currier: Coleccionado Minerales  

Hola a todos,

Solo quiero daros las gracias, José Luis y Frederic , pues debe haber sido un largo trabajo, pero creo ha valido la pena, me he divertido mucho al leer algunos de los apartados y los demás han sido muy interesantes.

Un saludo, Jorgina
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M.A.Amaya




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MensajePublicado: 08 Mar 2011 15:44    Título del mensaje: Re: Traducción y publicación de la obra de Rock Currier: Coleccionado Minerales  

Chapó.
Desde aquí quiero felicitar la iniciativa, así como animar la continuidad de los artículos restantes.
Una lectura interesantísima para todos, a mi parecer.

_________________
Miguel Angel Amaya
Minerales de España
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arturo shaw




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MensajePublicado: 08 Mar 2011 23:07    Título del mensaje: Re: Traducción y publicación de la obra de Rock Currier: Coleccionado Minerales  

Adivina como he llegado al post... picando en la imagen de los cajones que aparecía arriba como la más vista. :-)

Mañana tengo una cita con una gente que hace/vende cajoneras.

Muy bueno el artículo, corto, pero muy bueno. Vamos que yo también estoy esperando los demás. No tardeis!!

Gracias por publicarlo

Arturo
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Jordi Fabre
Coordinador General del Foro



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MensajePublicado: 27 Mar 2011 19:07    Título del mensaje: "Coleccionando Minerales" - Segunda entrega  

Una nueva entrega, la número 2, de “Coleccionando Minerales”. A Rock parece gustarle la idea y como está quedando la cosa y me ha enviado 8 imágenes inéditas de su fondo documental para añadir a esta entrega. Pero lo mejor no es eso, sino que con cada imagen me ha enviado el correspondiente texto descriptivo, que como era de esperar viniendo de quien viene, es hilarante ;-)

A disfrutar con esta segunda entrega y con los nuevos textos y fotos de Rock, enviados especialmente para FMF! ;-)



Coleccionando Minerales

Parte 2 de 5

Rock Currier.
rockcurrier@cs.com
Jewel Tunnel Imports (jeweltunnel.com)
13100 Spring St.
Baldwin Park, California, USA 91706


Traducción: José Luis (Vinoterapia) & Frederic Varela / Revisión: Jordi Fabre

Algunas observaciones personales, cavilaciones, reflexiones, reminiscencias, divagaciones, digresiones, quejas, aprobaciones, sapiencia y consejos recogidos a lo largo de 50 años de coleccionar y comerciar con minerales.



Como en la mayoría de vocaciones, para aprender a manejarse en el mundo del coleccionismo de minerales usted necesitará alrededor de 10 años, y para ser bueno en el tema le harán falta otros diez años más. Después de diez años, si ha sido diligente y aplicado en todas las actividades educativas recomendadas en el capitulo anterior, será capaz de mirar un ejemplar de un mineral cristalizado y saber qué es, de donde procede y que calidad tiene en relación a otros de su clase. Si no es capaz de hacerlo, tal vez necesite unos cuantos años más de maduración, pero ¡¡¡que más da!!!. De todas maneras es una gran diversión y cada cual progresa a su propio ritmo.

¿Cuantas piezas podemos acumular?

Dado que la meta de todo coleccionista es obtener “cosas”, creo que antes de comenzar a describir los diferentes tipos de coleccionistas de minerales, debo hablar un poco acerca de cuanto se puede acumular, es decir, cuantos especímenes minerales se puede esperar adquirir en una carrera como coleccionista. Si añadimos un ejemplar al día durante diez años tendremos 3.650 piezas, bueno, quizás 3.652 si consideramos un par de años bisiestos. Después de 50 años de coleccionar “uno al día” tendremos algo más de 18.000 ejemplares. Si coleccionamos dos o diez al día, bueno, podéis sacar las cuentas. Bien, como yo tengo alrededor de 20.000 piezas en mi colección puedo considerarme una persona de “uno al día”. Existen otros coleccionistas como yo, algunos me han sobrepasado en un número considerable, ciertamente en cantidad si no en calidad.

Para situar el tamaño de una colección en perspectiva, es útil considerar colecciones que se han formado en el pasado así como aquellas que actualmente están en proceso de formación. Creo que todas las grandes colecciones de minerales, sin excepción, han sido generadas por personas individuales. Las grandes colecciones de minerales de los museos provienen de la reunión de muchas colecciones personales que han sido donadas o (raramente) vendidas a los museos a lo largo de los años. En tiempos recientes, de no haber sido por la predisposición de algunos coleccionistas a donar ejemplares a los museos sin tener en cuenta su valor económico, la cantidad de donaciones podría haberse visto considerablemente reducida. En esta como en otras facetas de la actividad humana, los esfuerzos actuales igualan o incluso sobrepasan a los de generaciones anteriores.


El Pasado

Las primeras colecciones de minerales alemanas, durante el siglo XVI, eran sorprendentemente similares a las buenas colecciones de estudio de hoy en día. Sin embargo, la pureza de este enfoque se desvaneció, durante el siglo XVII, ya que existieron muy pocas colecciones dedicadas únicamente a minerales, si es que hubo alguna. En su lugar, las colecciones de Historia Natural se convirtieron en “universales” en su alcance; los minerales fueron recolectados junto a otras curiosidades como conchas, fósiles, plantas y animales y almacenados en habitaciones especiales o Wunderkammern. Estas colecciones fueron conformadas por las personas ricas para diversión de sus amigos y el enaltecimiento de sus reputaciones como mecenas de las artes y las ciencias. No hubo ningún interés en diferenciar los minerales de los fósiles.

Las colecciones de minerales fueron impulsadas por la Revolución Industrial, la cual se nutrió del descubrimiento y explotación de recursos minerales para alimentar la creciente demanda de materias primas. A mayor necesidad de materias primas, mayor cantidad de rocas debían ser excavadas y transportadas para suplir la demanda. Esto puso al alcance de los coleccionistas una gran cantidad de especímenes minerales. Inicialmente solo la gente muy rica y los miembros de la aristocracia podían permitirse disfrutar de tales cosas, pero a medida que la riqueza disponible crecía, incluso la clase media y algunas personas con recursos más moderados podían dedicarse a coleccionar minerales, aunque por supuesto a niveles mucho más modestos. Es interesante notar que en países pobres los museos, si es que existen, suelen ser entidades precarias en comparación a sus homólogos en los países ricos.

La mayoría de las colecciones antiguas fueron y son vendidas por comerciantes de minerales, pero algunas han sido donadas o vendidas íntegras a escuelas y museos, constituyendo el origen de las actuales colecciones institucionales. Frecuentemente estas colecciones, privadas en su origen, son todavía reconocibles como sub-unidades de las colecciones institucionales. Hoy en día, dichas colecciones institucionales de minerales están básicamente limitadas a los Estados Unidos y Europa, con algunas en Canadá, Australia y Japón.

Las tres grandes colecciones antiguas en los Estados Unidos son Bement, Roebling y Canfield, siendo probablemente la colección Bement la mejor de las tres. Clarence S. Bement (1843–1923) fue un acaudalado fabricante de Filadelfia que pudo gastar generosamente en su hobby. Su colección fue adquirida por J.P. Morgan y presentada como regalo al Museo Americano de Historia Natural en Nueva York. La colección ocupó dos vagones de carga en su transporte desde Filadelfia hasta Nueva York.

Washington Roebling (1837–1926) fue un ingeniero civil conocido por la construcción del puente de Brooklyn. Después de su muerte, su colección fue entregada al Instituto Smithsonian en Washington D.C., donde permanece hoy en día básicamente intacta. Esta colección contiene alrededor de 16.000 piezas y están representadas en el catálogo del Smithsoniano por una numeración en negro precedida por la letra “R”.

Frederick Canfield (1849–1926) fue un minero cuya colección era particularmente completa en minerales de Franklin, Nueva Jersey. También pasó tiempo en las minas de Bolivia y descubrió el mineral que finalmente llevaría su nombre: la canfieldita. Su colección consiste en unas 9.000 piezas que también fueron donadas al Smithsonian. Sus especímenes llevan números de registro precedidos por la letra “C”, y (de acuerdo a lo estipulado por el donante) nunca serán vendidos o intercambiados.

La colección del industrial alemán Carl Bosch (1874–1940) contiene unas 25.000 piezas. Antes de la Segunda Guerra Mundial su colección fue embarcada hacia los Estados Unidos y almacenada en los sótanos de la Universidad de Yale durante varios años. Finalmente fue vendida al Instituto Smithsonian, y muchos de los especímenes permanecen allí hoy en día.

Museos en Canadá, Inglaterra, Francia, Alemania, Australia y otros países poseen colecciones que una vez fueron privadas y que hoy forman el núcleo de sus colecciones. La lista podría seguir y seguir, pero es suficiente para dar una idea de lo que aconteció en el pasado.


El Presente: Colecciones Institucionales

Actualmente el Instituto Smithsonian debe tener el récord de ser la institución que posee el mayor número de especímenes minerales. El comisario de la colección, Paul Pohwat, estima que ésta contiene unos 375.000 especímenes, pero añade que “los meteoritos están separados y completan el total.”. Este número es eclipsado, sin embargo, por la colección de rocas y menas del Smithsoniano, el 95% de la cual debe ser almacenada, debido a su tamaño, en el Centro Auxiliar del Museo en Suitland, Maryland.

La gran colección del Museo Británico de Ciencias Naturales (hoy simplemente Museo de Historia Natural), tiene según el comisario Peter Tandy, “redondeando cifras”, aproximadamente 170.000 minerales, 121.000 rocas, 30.000 menas, 30.000 muestras de depósitos oceánicos y 4.000 meteoritos. El Museo Mineralógico de Harvard posee alrededor de 75.000 ejemplares minerales, 150.000 rocas y 1.200 meteoritos. El Museo Americano de Historia Natural tiene unos 95.000 especímenes minerales catalogados (y más para catalogar), 20.000 rocas y 5.000 meteoritos. No conozco de ningún museo grande en el cual la catalogación de muestras esté actualizada: catalogar es una labor que consume mucho tiempo y los conservadores de museos solo la realizan cuando pueden o cuando cuentan con voluntarios de confianza que puedan dedicarse a ello. El Museo de Historia Natural del Condado de Los Ángeles, extraordinario por sus riquezas minerales, tiene alrededor de 150.000 ejemplares, de los cuales alrededor de 100.000 son "micromounts".

La colección de la Academia Minera de Freiberg en Alemania, ciertamente merece ser mencionada. Andreas Masanek, el conservador del museo, me ha informado que la colección principal tiene unos 92.000 especímenes minerales, 29.000 de rocas, 120.000 menas y unas existencias de 400.000 ejemplares para intercambio y uso científico. En Octubre de 2008 la academia planea abrir una nueva exhibición en el castillo de Freiberg con 5.000 ejemplares de la colección de la Doctora Erika Pohl-Ströher. Hasta la fecha esta coleccionista ha donado unos 18.000 especímenes y puede donar muchos más.


Colecciones Privadas

Hoy en día existen dos grandes colecciones privadas cuyo tamaño duplica con creces el de sus rivales cercanos; también existen otras cuantas que merecen una honorable mención por una razón u otra. Todas estas colecciones han sido construidas en el transcurso de una vida, con esfuerzo y gastos considerables. Como puede esperarse, a mayor cantidad de tiempo y dinero invertidos, más impresionante y vasta es la colección. Estas son algunas de las colecciones de las que tengo conocimiento, pero indudablemente existen otras.

Ciertamente, la colección moderna mas colosal, y probablemente la que tiene especímenes de mayor calidad, es la de una persona que vive al norte de la ciudad de Nueva York. Hizo su fortuna en la industria de las comunicaciones de alta tecnología, y ha estado coleccionando minerales durante décadas, no solo a “golpe de talonario”, sino también como recolector de campo en sus comienzos. Es una persona muy inteligente, buen conocedor y de gusto excelente. Su colección puede rivalizar o incluso sobrepasar a las de grandes instituciones públicas, aunque modestamente él dice que todas estas referencias a su colección son exageradas. Prefiere permanecer en el anonimato, pero es conocido por muchos coleccionistas y comerciantes en el mundo mineral como el “Agujero Negro” del Este, aparentemente porque la mayoría de especímenes que pasan por su horizonte raramente son vistos de nuevo. Sin embargo, generalmente muestra algunas piezas en cada feria de Tucson, y esto es bastante más de lo que muchos coleccionistas suelen hacer. Recientemente también expuso algunos de sus especímenes de oro en el Museo Americano de Historia Natural. También es propietario de algunas minas productoras de minerales de colección y las ha explotado durante varios años como productoras de piezas y gemas en bruto. Creo que muy poco de este material ha sido vendido. Personalmente le he escuchado quejarse sobre la dificultad para localizar los ejemplares en sus almacenes, generalmente en respuesta a quienes preguntan (casi siempre en vano) cómo poder ver sus ejemplares. Con frecuencia compra lotes grandes de buenas piezas de localidades específicas, y por ejemplo, durante los “años de gloria” de producción de minerales en Perú tenía una persona viviendo en Lima (Terry Szenics) que compraba especímenes para él, los empacaba en barriles y los enviaba a los Estados Unidos. Al final tenia tantos ejemplares de pirita, y me refiero a ejemplares realmente buenos, que le dijo a Terry que dejase de enviar piritas. En una ocasión, durante la exhibición de gemas y minerales de Denver, cuando el monográfico de la muestra se dedicaba a las piritas, se me pidió que exhibiese un par de vitrinas de muestras de mi colección. Este coleccionista se me acercó y me dijo “necesito estos especímenes para mi colección”, me reí y pregunte, “¿para que los quieres?, ¿para rellenar un barril en tu sótano?”. Su única respuesta fue una mueca. No conozco a nadie que haya visto más que unos cuantos ejemplares de su colección, de hecho, creo que es probable que ni siquiera él los haya visto todos. Sin embargo, de vez en cuando, una muestra de sus minerales aparece en la exhibición de gemas y minerales de Tucson, nunca bajo su nombre, y la gente se arremolina alrededor de esta vitrina babeando. Un año fueron cristales de Topacio imperial de su mina de Brasil, otro año fue una pequeña muestra de maravillosas turmalinas Paraíba (elbaíta rica en cobre), y ocasionalmente muestra algunos de sus más famosos “iconos”, como la gran Fosfofilita. Durante muchos años ha estado planeando construir un museo privado que estaría abierto al público. Cuando esto suceda, si llega a suceder, será un evento extraordinario en el mundo mineral.

Otra gran coleccionista privada es una acaudalada dama que vive en Suiza y que fundó la conocida compañía Wella Balsam hace muchos años. Esta persona sabe apreciar los minerales y los ha coleccionado toda su vida. Puede decirse que ha mantenido literalmente a muchos vendedores europeos con sus compras, y he oído a alguno de ellos “dar gracias a Dios” por la Dra. Erika Pohl. Ella aprecia en especial los minerales de Tsumeb y tiene muchos de esa procedencia en su colección; también tiene muchas y buenas piezas de Marruecos. Recientemente ha donado muchos especímenes de su colección de 60.000 ejemplares a la Escuela de Minas de Freiberg, Alemania.

John Ebner, residente en Nueva Jersey, posee alrededor de 55.000 "micromounts", aunque no los ha preparado todos él mismo, parte de su colección procede de la compra de colecciones individuales realizadas por otros "micromounters". Ebner está especializado en "micromounts" de ejemplares que fueron preparados por las personas que dan nombre al mineral.

Victor Yount, residente en Virginia, está especializado en calcitas. Ha sido coleccionista y comerciante de minerales durante la mayor parte de su vida. Heredó de su familia una modesta fortuna, lo cual le permitió dedicarse más al coleccionismo que a la venta. Me ha comentado que tiene alrededor de 10.000 ejemplares de calcita que ha coleccionado a través de los años, y tiene muchos de ellos exhibidos en unos 100 metros de vitrinas en su casa.

Probablemente la mejor colección de especies raras ha sido acumulada por Mark Feinglos, que reside en Carolina del Norte. Tiene alrededor de 3.500 de las aproximadamente 4.000 especies conocidas, lo cual es lo máximo que alguien puede esperar a adquirir. Cuando se tiene una gran colección de minerales, hay un momento en que se deja de contar. Lo que coloca su colección a un gran nivel es que muchos de sus ejemplares son especímenes tipo y son de los mejores que se pueden obtener para esa especie; es decir, que no son simplemente pequeños pedazos en cápsulas de gelatina. Esta persona ni siquiera posee algunas de las especies más comunes, ya que no tiene un especial interés por éstas.


Comerciantes de Gama Alta y Pesos Pesados

En los niveles superiores de transacciones y coleccionismo estético, solo hallaremos ejemplares de muy alto precio, entre ellos los que podríamos considerar como de “clase mundial”. En años recientes, los precios de tales ejemplares han escalado hasta el ámbito de las obras de arte (tal y como el difunto administrador del Smithsonian, Paul Desautels, predijo que pasaría), y realmente las piezas son maravillosas. Durante la década de los años 60, la máxima cantidad que se podía esperar obtener por la venta de un ejemplar estaba alrededor de los 2.500 dólares, a menos que su valor como gema fuese superior. Sin embargo, durante los años 70, el precio pasó a otro orden de magnitud. Hoy en día la escala superior de precios ha subido aún más, con referencias de que algunos ejemplares han sido vendidos por más de un millón de dólares.
Parece existir una significativa generación de coleccionistas de “clase mundial” muy activos en el mercado actual, pero no siempre fue así. La situación solía ser que, si el precio de un ejemplar de calidad era de “X” dólares, periódicamente alguien aparecía y ofrecía pagar “2X”. Esa persona, pagando los “2X” generalmente sabía que estaba pagando más del precio de mercado, pero también sabía que las noticias sobre la compra se esparcirían y que entonces él tendría la primera oportunidad para poder adquirir otros excelsos especímenes. Era una especie de apuesta propagandística por parte del comprador de alta gama. Cuando este tipo de coleccionista detenía sus compras, las aguas volvían a su cauce durante varios meses hasta que el próximo personaje aparecía y comenzaba a ofrecer precios elevados de nuevo. Entonces otra vez la agitación aparecía entre los comerciantes de piezas de gama alta, quienes le cortejaban para venderle sus piezas hasta que su interés se desvanecía.

Muchos de los compradores de gama alta de hoy en día no son especialmente conocedores de la parte técnica de la mineralogía, y muchos hace poco tiempo que coleccionan de forma seria. Así (como es común en el mundo de las antigüedades y de las obras de arte) estas personas suelen trabajar con uno o con unos pocos comerciantes de confianza, confiando en ellos para su asesoramiento. Antes de que un vendedor logre colocar sus especímenes en este mercado de elite, primero debe venderse a sí mismo. Una vez que haya convencido al opulento coleccionista sobre sus conocimientos y se haya ganado su confianza, se encontrará “dentro” y podrá vender a dicho coleccionista una gran cantidad de material. Me refiero a “él” debido a que la mayoría de los comerciantes de ejemplares caros son hombres.

La mayoría de los ejemplares realmente caros no son vendidos en las ferias de minerales, sino directamente a los coleccionistas importantes. Sin embargo, a estos vendedores de alta gama les gusta asistir a las ferias principales, pues así tienen la oportunidad de conocer a otros pesos pesados. Por supuesto, cuando hay en juego tanto dinero, suele existir una tensa competencia entre los comerciantes por estos clientes importantes. A menudo tratarán de quitarse los clientes unos a otros, originándose a veces verdaderas "peleas de gatos" entre ellos. Algunos vendedores operan bajo la premisa de que no existen nuevos clientes, solo los clientes de otro.

Una vez que un comerciante ha desarrollado una buena relación con un comprador de alto nivel, puede venderle sus especímenes, y también podrá vetar los ofrecimientos de otros comerciantes que no sean bien conocidos por el comprador. Muchos comerciantes, más que pelear por la atención de alguno de estos pesos pesados y tratar de convencerlo para que le compre sus ejemplares, simplemente darán sus piezas al proveedor preferido del cliente cediéndole una buena comisión para que ofrezca sus especímenes al codiciado cliente. Generalmente la comisión oscila entre el 10 y el 20 por ciento del precio de venta. Si un espécimen es vendido por 100.000 dólares, el intermediario puede hacerse con 10.000 ó 20.000 dólares por muy poco trabajo. También se sabe de conservadores de museos que se llevan una buena comisión cuando se convierten en asesores de confianza de estos pesos pesados. Este tipo de arreglo calca un comportamiento que ha tenido lugar durante miles de años. Aquellos que tienen el oído del Rey y la llave del salón del trono se benefician enormemente.

Algunas veces los pesos pesados delegan completamente las decisiones de compra en las manos de uno o dos individuos de confianza, pagándoles una comisión acordada para comprar ejemplares en su nombre. Ellos utilizan a estas personas como barreras para evitar tener que negociar con los cientos de vendedores que de otra forma los abordarían al conocerse que están interesados en la búsqueda de piezas de categoría.

Al igual que los negociantes de alta gama en antigüedades, monedas, joyas, pinturas, etc., el comerciante de minerales de categoría sabe que es mejor apartarse del rifi-rafe de vendedores de ejemplares de menor calidad. Ellos logran esto segregándose a si mismos, tanto como sea posible, del resto de comerciantes, quienes pueden vender buenos ejemplares, pero no los mejores. En la exposición de Tucson, por ejemplo, la mayoría de vendedores dirige su negocio desde habitaciones en moteles de módico precio en el centro de la ciudad, cerca del Centro de Convenciones. En estas comparativamente poco elegantes ubicaciones, los vendedores de alta gama y su clientela tienen que mezclarse y apretujarse con sus menos agraciados congéneres, soportando ocasionalmente la indignación de coleccionistas de toda la vida horrorizados por los altos precios de sus piezas. Los vendedores de alta gama también se han vuelto reacios a pedirles a sus mejores clientes que visiten estos modestos locales, de manera que como dijo uno de esos vendedores, se sentía incómodo al intentar venderle a alguien un ejemplar que valía más que el motel donde se encontraban. En consecuencia, ellos establecieron su propia exhibición de alta gama en el hotel de un “rewsort” en la parte norte de la ciudad.

Típicamente un vendedor de alta gama se pone nervioso cuando uno de sus grandes clientes se encuentra en la misma habitación con un coleccionista de la vieja guardia, conocedor, pero de menor poder adquisitivo. Su miedo es que este coleccionista, que obviamente conoce lo que están viendo, empiece diciendo algo como, “Creía que el espécimen estaba a buen precio y estaba pensando en comprarlo, ¡hasta que me di cuenta que le sobraban un par de ceros! ¿Puedes creerlo?”. O “Deben estar bromeando con estos precios. El año pasado compré uno de estos, hasta mejor que aquel, y pagué el diez por ciento de este precio”. Esta clase de comentarios pueden ser mortales y a menudo no pueden ser rebatidos de forma coherente. Una táctica común para evitar espantar a los clientes es colocar una tarjeta con las siglas “POD” (Price on request) a los ejemplares mas caros, esto significa “consultar precio”. Esto implica que si tienes que preguntar, simplemente es que no puedes pagarlo.

Por supuesto, para ser justos, estos coleccionistas de la vieja escuela generalmente viven en el pasado, todavía pensando (o al menos deseando) que un dólar de hoy en día tiene el mismo valor que hace 10 ó 20 años atrás. Tampoco quieren aceptar la idea de que estos nuevos y elevados precios son reales, porque ello significa que no serán capaces de añadir muchos buenos ejemplares a sus colecciones. Debo admitir que veo en Internet algunos de estos carísimos especimenes y me pregunto quien los estará comprando. Pero en una economía gradualmente inflacionaria, sea en el siglo XXI o durante el Imperio Romano, muchas personas mayores se horrorizan de los precios.


Coleccionistas de Especialidades

Como coleccionista de minerales rápidamente se dará cuenta que se va especializando hacia cierto tipo de minerales. Puede ser que se sienta atraído por la perfección de las miniaturas o "micromounts". Quizás le interesen los minerales de una localidad, estado o región en concreto. A lo mejor quiere concentrarse en un mineral en particular como el cuarzo o la calcita, o en un grupo mineral como los minerales de cobre, las sulfosales o los feldespatos. Las posibilidades son extensas. Frecuentemente los coleccionistas tienen una colección general y varias sub-colecciones con orientaciones particulares. Por supuesto, con el tiempo estas preferencias tienden a cambiar y a fusionarse con otras. El coleccionismo de especialidades es algo que ocurre naturalmente y puede llegar a producir colecciones realmente interesantes. Si usted se especializa, pronto se dará cuenta que conoce más sobre su especialidad que casi cualquier otra persona y puede formar una colección única que ningún museo podrá igualar. Un coleccionista que conozco bromeaba diciendo que mientras más tiempo se colecciona, más feos son los minerales que se tienden a adquirir, y si se colecciona durante suficiente tiempo se termina coleccionando solo minerales negros. A medida que algunos coleccionistas maduran, el color se hace menos relevante para ellos, y otros factores como la forma del cristal o su rareza se vuelven de importancia extrema.

Coleccionistas de Campo

Conozco unos cuantos coleccionistas que raramente compran minerales. Ellos recolectan los suyos. Algunos de estos tipos duros han pasado sus vidas de un lado a otro, muchas veces en climas miserables, explorando lugares remotos y peligrosas minas abandonadas. Algunos se han transformado en "MET" humanos (máquina excavadora de túneles) y comen piedras para el almuerzo. Bueno, si no piedras, si que son cosas terribles de viejas latas que han estado dando tumbos en la parte trasera del coche o la furgoneta durante tanto tiempo que las etiquetas hace mucho que desaparecieron. Algunas de las cosas que han recolectado son impresionantes. Sin embargo, a menos que se sea muy inteligente, súper re-que-te-trabajador y afortunado, le sugeriría que no dimita de su trabajo diario. La mayor dificultad para ganarse la vida como coleccionista de campo es que es imposible remover la cantidad de rocas necesaria para obtener los minerales que le permitirían tener una vida confortable. Pero de nuevo, ¿quien describiría la vida de un coleccionista de campo como confortable?

Si usted persigue este tipo de coleccionismo, se ejercitará un montón, lo cual probablemente le permita vivir más que si elige el coleccionismo de billetera. Hay pocas experiencias en la vida tan gratificantes y memorables como encontrar una gran geoda de preciosos ejemplares y extraerlos de ese lugar. Esta experiencia es lo que generalmente engancha a un coleccionista de por vida y lo pone en la senda de convertirse en un coleccionista de campo dedicado. No encontrará muchas piezas de clase mundial, pero si persevera, eventualmente tendrá una colección capaz de detener el tráfico y será aún más impresionante, pues todos los ejemplares habrán sido recolectados por usted.

La mayoría de coleccionistas de campo no se dedican mucho a ello, o si lo hacen, viven en áreas que no ofrecen muchas buenas oportunidades para buscar minerales. Anteriormente solía ser mucho más fácil hacerlo, hoy en día parece que todas las áreas donde uno quisiera ir a buscar son propiedad de alguien, tienen un cartel de “prohibido el paso” o están cerradas a los coleccionistas por cualquier otra razón. Algunos tipos duros realizan salidas de búsqueda en medio de la noche, metiéndose en canteras y minas subterráneas, colgándose con cuerdas en frentes de explotación y escondiéndose de los guardias durante sus rondas; ocasionalmente alguno es detenido por allanamiento.
Si realmente quiere ser de los duros, hay unas cuantas cosas que necesita aprender para ser un coleccionista de campo con éxito. Deberá aprender a leer mapas topográficos, así como a saber buscar en bibliotecas geológicas para encontrar pistas de posibles zonas de recolección. Necesitará aprender sobre el uso de diferentes herramientas para la recolección, y si es realmente serio, aprenderá a manejar maquinaria pesada y a utilizar explosivos. También deberá aprender sobre las leyes que regulan el uso de explosivos, derechos mineros, terrenos públicos y sus diferentes tipos, así como todo lo relacionado con la entrada o allanamiento de propiedades privadas. Necesitará aprender algo más que un poco de Geología y tendrá que aprender a ser perseverante. Tendrá que aprender también cómo localizar al dueño del terreno en el cual quiere buscar y como seducirlo para que le permita recolectar en su propiedad. Necesitará aprender a utilizar equipos de GPS (posicionamiento global por satélite) para saber donde se encuentra usted en relación al punto en el cual quiere estar. Tendrá que obtener un vehículo de tracción a las cuatro ruedas y aprender a levantar un campamento confortable y resistente a las inclemencias del tiempo. Tendrá que aprender a identificar minerales a simple vista y usar una lupa de mano para identificar rocas y minerales. Tendrá que aprender sobre los diferentes peligros que acechan en minas abandonadas: aire envenenado, vigas podridas, escaleras peligrosas, riesgos de inundación, terrenos sueltos donde una roca mal fijada podría aplastarlo, antiguos explosivos abandonados, etc. sólo por nombrar unos cuantos. No estaría de más aprender técnicas de escalada en roca y como subir y bajar utilizando cuerdas. Tendrá que desarrollar la habilidad de conducir día y noche para llegar a alguna parte que esté cerca de ningún sitio. Tendrá que desarrollar “el ojo”: una suerte de capacidad psíquica para discernir donde se esconden los cristales. Entonces, por supuesto, tendrá que aprender a limpiar y recortar las piezas una vez recolectadas. Gracias a Dios, esto en comparación con lo anterior es sólo un pasatiempo.

Los coleccionistas de campo son una raza superdotada y sorprendente. Ellos quizás sean el tipo de coleccionista de minerales más puro y raro. Retornan a los principios de lo que llamamos Ciencias de la Tierra, y en muchas formas encarnan la simple emoción y el disfrute juvenil de la búsqueda del tesoro. Si los busca, los encontrará “allí afuera”, escalando una colina más, excavando un poco más, y extendiendo sus esperanzas de que van a encontrar algo. Pero recuerde, la primera ley del coleccionista de campo establece: “¡Lo mejor a encontrar esta todavía bajo el polvo y lo mejor que ha sido encontrado se ha convertido ya en polvo!” (es decir, triturado y hecho polvo en los molinos para ser procesado en fundiciones)

En el suroeste de los Estados Unidos existen una gran cantidad de minas abandonadas. Treinta años atrás muchas eran accesibles para que una persona en buena forma pudiese explorarlas, y muchas todavía lo son. Un buen número de ellas son minas metálicas con una importante presencia de óxidos, especialmente grandes cantidades de mezclas de óxidos de hierro y manganeso conocidos por los viejos y venerables términos de “limonita” y “wad”. Algunas de estas minas son particularmente sucias y después de recolectar durante un par de días saldrá de ella arrastrándose y pareciendo un demonio del noveno círculo del infierno. Quedará completamente mugriento, impregnado de un fino polvo de limonita que necesitará varias duchas largas para poder eliminarlo, y su ropa interior mantendrá un tono rosado para siempre.
Un ejemplo: estábamos en la parte central de Arizona, y abandonábamos la mina a media mañana para pasar las próximas 5 horas escalando el empinado sendero a lo largo del cañón para regresar a nuestro coche. Después debíamos coger la carretera durante más de 10 horas, conduciendo hacia Los Ángeles para volver a nuestros trabajos al día siguiente. A las cinco o seis horas de viaje tuvimos que parar a repostar. Las puertas se abrieron en un suspiro, latas de cerveza y una botella de aguardiente repiquetearon sobre el asfalto de la gasolinera. El alboroto aumentó con las carreras y las discusiones para ver quien sería el primero en utilizar los aseos. En la misma estación de servicio se encontraban otro par de coches repletos de respetables ciudadanos repostando. De golpe y todos a la vez, agarraron a sus niños, saltaron a sus coches, cerraron las ventanas y aseguraron las puertas. ¡¡¡Caray!!! ¿nosotros causamos eso?, en efecto, nosotros lo hicimos. Fue en este momento que me di cuenta que probablemente había alcanzado cierto nivel de competencia como coleccionista de campo, a la vez que me preguntaba cuanto más quería avanzar en esta dirección.


Coleccionistas de "Micromounts"

¿Como llamas a un violador de pigmeos? ¡¡Es obvio!! Es un “micro-montador”. Lo siento, pido disculpas, que chiste más malo. Los micro-montadores recogen grandes rocas y las parten en pequeños pedazos, que luego colocan en pequeñas cajas de plástico. Esto es algo que se hace por diversión, no para obtener beneficios. Se hace porque se quiere aprender sobre los minerales, y en el ejercicio de esta disciplina de coleccionismo casi siempre se termina aprendiendo más sobre los minerales que nuestros "primos" con sus brillantes y caras piezas de roca, quienes nos miran como si sufriéramos de alguna clase de enfermedad mental. Si alguna vez decide vender su colección de micro minerales, los comerciantes sensatos sabrán que no pueden llegar a pagar más de un dólar por pieza de la colección si es que esperan obtener algún beneficio. Supongo que puede ocurrir, pero nunca he visto u oído de un caso en el cual un micro montador haya ganado dinero. Así que resígnese con el hecho de que nunca ganará dinero coleccionando "micromounts", pero en el lado positivo, tampoco tiene que gastar mucho dinero, excepto por el gasto puntual de comprar un buen microscopio. Sin embargo, gastará inmensas cantidades de tiempo jugando con cortadores de roca, goma y pequeñas cajas de plástico.

El micromontaje es una disciplina solitaria, dado el considerable trabajo que comporta. El coleccionista de minerales vistosos, simplemente compra sus piezas y las coloca en un cajón o en una vitrina con la etiqueta que le ha proporcionado el vendedor. Usted, sin embargo, deberá examinar cuidadosamente bajo el microscopio piedras generalmente grandes y poco llamativas para ubicar un grupo de cristales apenas visibles, rompiendo la roca en pequeños pedazos y cuidando de no dañar esos diminutos especímenes que quiere separar. Después hay que limpiar cada pieza, montarla en un pequeño pedestal de corcho, plástico, espina de cactus, pelo, etc., pegarlo cuidadosamente a una pequeña caja, un diminuto mausoleo de plástico, donde con suerte, el pequeño ejemplar pasará la eternidad sin ser molestado, protegido de las vicisitudes de la vida. Posteriormente, con cuidado, etiquetará la caja con información sobre su contenido, y después de todo, tendrá el privilegio de mirarla de vez en cuando y mostrarla ocasionalmente a la rara persona con similar inclinación que pudiese tener interés en verla.
¿Qué puede inducir a una persona a querer coleccionar este tipo de especímenes? Bueno, simplemente mire bajo el microscopio algunos buenos "micromounts" y lo comprenderá. Allí se encuentran, en un barco con fondo de cristal, navegando lentamente sobre el más maravilloso jardín de formas y colores, cosas sacadas de una película de ciencia ficción. Nunca podría inventar o imaginar tales cosas; si estas pudiesen agrandarse de tamaño harían palidecer de vergüenza a la mayoría de los ejemplares de macro-minerales simplemente por la perfección de sus cristales. Una vez que se ha enganchado, posiblemente pasará el resto de su vida persiguiendo estas diminutas y perfectas joyas. Sin embargo, los micro-montadores son personas bastante sociables y ocasionalmente preparan conferencias donde intercambian especímenes entre ellos, contemplan los ejemplares de cada uno y acuden a charlas; hasta tienen un “Salón de la Fama”. Muchos micro-montadores expertos se convierten en fotomicrógrafos (no “microfotógrafos”, lo cual implicaría fotógrafos diminutos) de manera que pueden compartir más fácilmente sus pequeños tesoros con los demás. Sus colecciones generalmente contienen ejemplares maravillosos de especies no disponibles a los coleccionistas de piezas grandes ya que la Madre Naturaleza no las fabrica en otras tallas. Los micro-montadores son mejores en la identificación de minerales que la mayoría de coleccionistas, ya que ellos ven un rango mayor de especies minerales bien cristalizados que quienes coleccionan especímenes grandes. Además de que hay muchos más minerales que se presentan como microcristales que los que lo hacen como macrocristales.

Cada micro montador desarrolla un estilo individual en sus montajes. Habitualmente se utilizan dos o tres tamaños de caja plástica. Antiguamente, cuando no existían las cajas de plástico, la variedad de cajas y contenedores utilizados por los micro-montadores era bastante diversa. Parecía que cada uno desarrollaba un método algo diferente para preparar dichas cajas, utilizando diferente materiales de montaje y diferentes formatos de etiquetas. Se ha invertido gran cantidad de ingenio en buscar la manera de montar diferentes tipos de especímenes, como cristales individuales, minerales inestables, etc. La forma en la que cada montador prepara sus ejemplares, sus cajas, monta los especímenes y los etiqueta es como una firma. Si pretende convertirse en un micro montador le recomiendo un par de libros: The complete guide to micromounts por Milton L. Speckles y The complete book of micromounting por Quintin Wight (este último puede obtenerse en la librería del Mineralogical Record en https://www.MineralogicalRecord.com )

Yo me inicié en los "micromounts" con Neal Yedlin, que fue elegido por sus compañeros para el Salón de la Fama. Neal coleccionaba otros tipos de minerales y poseía una maravillosa colección de libros. Cuando yo vivía en la ciudad de Nueva York solía conducir hasta New Haven para visitarle y generalmente le compraba unos cuantos especímenes y algún que otro libro. El siempre encontraba tiempo para que mirásemos sus maravillosos "micromounts". Siempre pensaba que me gustaría hacer ese tipo de coleccionismo pero realmente nunca me había puesto a ello, ya que a menudo estoy viajando de un país a otro intentando comprar ejemplares para mi negocio de venta de minerales al por mayor. Entonces un día, ya que estaba por allí, me presente en una subasta ordenada por el Estado de Arizona para liquidar los bienes de Bob Massey, que había fallecido sin hacer testamento y sin familiares que reclamasen sus pertenencias. Entre muchas otras cosas, su colección de "micromounts" se encontraba en venta. No estoy seguro qué fue lo que me impulsó a ofertar por la colección, probablemente el recuerdo de Neal Yedlin y su maravillosa colección de "micromounts", pero mi oferta resultó ser la más alta y me llevé mi tesoro de vuelta a California.

Poco después de comprar la colección estuve en la habitación de uno de los pocos comerciantes de la Feria de Tucson que proporciona piezas a los micro montadores. Resultó que se encontraban todo un grupo de ellos en aquella habitación, conversando unos con otros de una forma distendida a la vez que miraban a través de los microscopios. Las noticias de mi compra me habían precedido, así que una de las damas presentes levantó la vista del microscopio y me dijo, bastante enfadada, “¿para qué quiere usted una colección de "micromounts"?”. Estas personas me conocían como comerciante mayorista que vende grandes cantidades de cosas tales como cristales de cuarzo y amatistas brasileñas: en otras palabras, un bárbaro dedicado al pillaje. La mejor forma de quitar hierro a situaciones como esta es admitir los cargos que se le imputan a uno. De tal forma que respondí, “pues, obviamente para envolverme de una aureola de respetabilidad mineralógica”. Otra mirada agria y una sonrisa forzada y el asunto quedó cerrado. Así fui aceptado dentro del grupo… bueno, más o menos.

A lo largo de los años desde aquél incidente, he hecho el esfuerzo de recuperar "micromounts" a partir de muchos de las decenas de miles de ejemplares que discurren por mi almacén. He extraído muchas piezas que tienen potencial para convertirse en maravillosos "micromounts" y las he enviado a mi buen amigo Richard W. “Dick” Thomssen. Richard es un experto geólogo y un diablo como micro-montador. Ya no se encuentra en el paro, una compañía minera ha acordado pagarle para que vuelva a trabajar. El hace los micromontajes para mí. Ahora ya conoce mi oscuro secreto, y estoy agradecido de que considere que los ejemplares que le envío valen su dedicación.

El tiempo de montaje que Dick me ha ahorrado me ha permitido crear y desarrollar un programa de base de datos que tiene la habilidad de hacer etiquetas para los "micromounts" y otros tipos de muestras. Este software se ha tragado miles de dólares en salarios de programadores profesionales y miles de horas de mi tiempo en su desarrollo y prueba. Se está volviendo muy útil, y nunca tan a tiempo, dado que ya no soy capaz de hacer a mano las prolijas etiquetas que los "micromounts" necesitan. Incluso en mis mejores días, no soy capaz de igualar los caracteres compactos, legibles y arreglados que las etiquetas impresas por ordenador pueden lograr.

Creo que muchos comerciantes respetan a los micro-montadores por sus conocimientos. Muchos de ellos deberían acercarse a los comerciantes y ofrecerse a preparar "micromounts" si el negociante les provee del material. Muchos comerciantes estarían de acuerdo con este tipo de arreglo. Generalmente cuando un comerciante obtiene una colección, o simplemente un envío de minerales, el lote incluye piezas que pueden ser recortadas de manera juiciosa para producir material de montaje sin reducir el valor de la pieza original. Yo he “des-micronizado” un buen numero de colecciones y muchos grandes lotes de ejemplares habiendo conseguido con ello magnifico material para "micromounts"

Si se transforma en un micro-montador, puede despedirse de la certeza. En algún momento estará mirando a través de su microscopio y verá brillantes cristales, incoloros, transparentes, hexagonales, con estriaciones perpendiculares al eje C y con el prisma terminado en una pirámide de seis caras. Entonces se dirá si mismo, “Si, ciertamente es un cristal de cuarzo”. La certeza es una cosa maravillosa, ¡pero espere un momento! ¿Que son esos pequeños cristales azules entre los cristales de cuarzo? Vamos a ver, incrementemos el aumento. Esto es interesante: son pequeños cubos azul oscuro que parecen boleíta, ¿pero ves ese extraño patrón en forma de cruz sobre las caras del cubo? Parece que son pseudoboleítas ¡Creo! ¡Hmmm! La certeza comienza a desvanecerse un poco. ¡Para el carro!, ¿que son esos pequeños grupos de cristales verdes en la base de los cubos? Bueno, incrementemos de nuevo el aumento. ¿Es esto todo lo que podemos lograr? Si, ya estamos a 100 x. Fiuu, ¿qué podrán ser esos cristales verdes? ¿quizás piromorfita? ¿pero es la química adecuada para esta paragénesis? ¡Oh Dios mío! Diseminados entre los minúsculos cristales verdes hay unas diminutas agujas blancas que apenas son visibles ¿qué podrá ser eso? Empieza a hacerse la idea. “Las pulgas grandes tienen pequeñas pulgas a sus espaldas para picarles, y las pequeñas pulgas tienen otras pulgas menores y así ad infinitum”.


Coleccionistas Sistemáticos y de Especies Raras

Existen alrededor de 4.000 minerales “oficiales” conocidos y cada año se aprueban aproximadamente unos 50 más por la Comisión en Nuevos Minerales y Nomenclatura Mineral (CNMNM) de la IMA (siglas en inglés de la Asociación Mineralogista Internacional). El número de minerales todavía por descubrir quizás sobrepase el número de los ya conocidos. La cantidad de minerales conocidos es realmente pequeña en comparación con la cantidad de especies que se conocen en los Reinos animal o vegetal. El número de especies conocidas de insectos sobrepasa el millón y hasta el número de pulgas o de tenias (lombrices planas) diferentes quizás sea mayor que el de las especies minerales descritas. Con este número relativamente limitado de especies es posible construir una colección que contenga la mayoría de los minerales conocidos. Ninguna colección en el mundo los tiene todos, y probablemente existan menos de 25 colecciones que hayan alcanzado el 80 %. Es probable que no exista una sola colección con el 90% de ellos. Las personas a cargo de las grandes colecciones institucionales con frecuencia no tienen ni idea de cuantas especies están presentes en sus colecciones o cuales les faltan. En buena parte depende de cuanto se crea en la identificación de las etiquetas que acompañan a cada ejemplar, y qué lista de minerales aceptados se esté utilizando. Unos cuantos coleccionistas de especies raras parecen obtener satisfacción eliminando nombres de sus listas de minerales deseados. Debo decir que esta es una satisfacción muy superficial, pero también debo admitir que yo mismo he encontrado satisfacción tachando el nombre de alguna especie mineral largamente deseada y que estuviese ausente de mi colección.
La mayoría de las personas que practican este tipo de rigurosa disciplina aprenden mucho más sobre minerales que el coleccionista standard.

La lista oficial que muchos coleccionistas utilizan como la "biblia" es el Glosario de Fleischer de Especies Minerales por Malcolm E. Back y Joseph A. Mandarino. Los europeos tienden a utilizar las tablas mineralógicas de Strunz (Mineralogische Tabellen), originalmente elaboradas en 1941 por el venerable Hugo Strunz (1910 – 2006) y hoy en día actualizadas periódicamente por Ernest Nickel. La Asociación Internacional de Mineralogía muy recientemente ha colocado una lista de minerales en su página web que será, al menos por algún tiempo, la lista más fidedigna de las especies válidas en la actualidad. Muchos otros coleccionistas utilizan la base de datos de minerales de mindat.org como su lista preferida. Todo mineralogista que se precie tiene sus desacuerdos con el IMA y con otros mineralogistas sobre qué especies son válidas o incluso hasta en lo que exactamente constituye un mineral. Si usted colecciona durante suficiente tiempo, también se formará sus propias opiniones.

Si elige coleccionar especies sistemáticas, necesitará determinar el tamaño y calidad de lo que planea coleccionar. ¿Estará dispuesto a aceptar una esquirla de un mineral, dentro de una cápsula de gelatina y pegada con cinta adhesiva a una etiqueta? A muchas personas les desagrada este enfoque minimalista, señalando que si un ejemplar es tan pequeño que sería completamente utilizado en cualquier análisis necesario para su identificación, ¡en este caso no se tiene ningún ejemplar! Al otro lado del espectro se encuentra el coleccionista de especies raras que insiste en que sus piezas tengan un tamaño de al menos una pulgada (2,5 cm.), mostrando el mineral claramente a la vista y, si el mineral forma cristales, que estos se encuentren bien formados en la pieza. Si usted elige este último estilo de coleccionismo, probablemente nunca obtendrá siquiera la mitad de las especies minerales conocidas, ya que la naturaleza no produce la mayor parte de los minerales en esa forma. Además, aunque uno o dos ejemplares de esas características existiesen, hay muchas probabilidades de que nunca fuesen ofrecidos en venta o intercambio. La mayoría de los coleccionistas ante el dilema de reducir sus exigencias o nunca obtener un ejemplar de una determinada especie, usualmente terminaran aceptando un ejemplar de menor calidad, hasta a veces una esquirla dentro de una cápsula de gelatina, hasta que puedan obtener algo mejor (que puede perfectamente no existir)

Algunos comerciantes de especímenes minerales han comentado, medio en broma, que sólo hay una cosa mas rara que un mineral raro, y esto es, encontrar alguien a quien vendérselo. También se ha hecho el chiste de que un mineral es tan raro que ni siquiera se encuentra en la muestra. Esto significa que muchas veces la cantidad de un mineral en particular en un espécimen es tan pequeña que no puede verse con un microscopio óptico potente. En ocasiones la cantidad del mineral es tan pequeña que solo puede obtenerse una imagen suya con microscopio electrónico de barrido o con microsondas. Cuando se necesita este tipo de instrumental para verificar la presencia de un mineral, el coleccionista o responsable de colección esta casi siempre a merced del vendedor que le ofrece el espécimen, ya que no se suele tener acceso a este tipo de equipo. En esos casos, es una tentación para algún comerciante poco escrupuloso, etiquetar una roca parecida con el nombre de la especie rara, creyendo que es poco probable que el fraude llegue a descubrirse jamás. Sin embargo, con el tiempo este tipo de vendedor es descubierto y se ve obligado a dejar el negocio. La "hermandad" de los coleccionistas de minerales raros es pequeña y las noticias vuelan.

Algunas veces para referirse a las colecciones de minerales raros se usa el vocablo “rocas flecha”, debido a que los vendedores suelen pegar pequeñas flechas de papel al ejemplar señalando la diminuta área que contiene al mineral de interés. Las colecciones de minerales raros son muy poco atractivas, ya que en muchos casos los cristales, si hay alguno mínimamente visible, son tan pequeños que es necesario observarlos al microscopio. A menudo lo que se ve en colecciones de minerales raros son realmente rocas con motas de minerales raros sobre ellas. Por ejemplo, la colección de minerales de la mina de zinc de Franklin, New Jersey, luce más como una colección de rocas que como una colección de minerales cristalizados. Un amigo, Dick Hauck, tiene una maravillosa colección de minerales de Franklin, una de las mejores en manos privadas. En una oportunidad se encontraba mostrándola a un coleccionista novato que gustaba de recolectar sus propios especímenes. El novato dijo “Veo que a usted también le gusta recoger sus propias muestras”, queriendo decir que la colección de mi amigo lucía como la porquería que él estaba acostumbrado a recolectar.

Los coleccionistas de especies raras son personas solitarias, ya que no hay mucha gente con la cual compartir su vocación. Ellos son los nómadas de la "hermandad" de los coleccionistas de minerales. Es difícil encontrar información sobre la disponibilidad y calidad de minerales raros. Un mineral puede ser raro, pero puede ser abundante en una mina en particular, tal es el caso de la teallita, un raro sulfuro de estaño y plomo que es la mena principal en la mina de Carguaicollo en Bolivia. Una tarde Alfredo Petrov y yo llegamos a este remoto campamento minero y compramos unos 100 kilos de bonitas piezas de teallita por un precio ligeramente superior al que pagaría la fundición.

Algunas veces una especie es realmente rara, es decir, solo se ha encontrado en toda la historia una pieza del tamaño de un puño. Sin embargo, esa pieza puede ser troceada en cientos de diminutos ejemplares que, al menos temporalmente, saturarán el escaso mercado para tales cosas. Lo verdaderamente difícil de conocer es que solo existía este ejemplar y que fue dividido en seis piezas de un centímetro y centenares de fragmentos diminutos. Un coleccionista experto sabría esto y trataría de conseguir una de las piezas mayores en lugar de buscar una de las cápsulas de gelatina conteniendo motas del mineral. Si solo se conocen dos especímenes de un mineral, el hecho será anunciado con mucho entusiasmo, sin embargo, si se encuentran 500 toneladas no tendrá ningún interés. La existencia de grandes cantidades de un mineral en particular lo convierte en “no coleccionable”. Pocos de estos coleccionistas pondrían una pieza de común amatista brasileña en sus colecciones. Un vendedor puede vender antlerita como una especie rara, pero a la vez puede no mencionar que en Chuquicamata, en el norte de Chile, lugar donde se encuentra la mayor mina de cobre a cielo abierto en el mundo, la antlerita es una de las menas más comunes.

Si se decide a coleccionar minerales raros, debe tener presente que solo podrá recuperar una fracción de lo invertido en caso de tener que vender su colección. Otra consideración: cada año la IMA declara algunos minerales como desacreditados por haberse determinado que son variedades de especies minerales ya conocidas o por ser mezclas de más de un mineral. La mayoría de las especies que son aprobadas son de poco interés general porque son poco atractivas. Existen alrededor de 40.000 nombres de minerales que en algún momento han formado parte de la literatura mineralógica o geológica. En su momento todos ellos fueron considerados como minerales válidos, pero por una u otra razón, durante el siglo pasado, muchos de estos nombres cayeron en desuso y han pasado a formar parte del montón de desechos mineralógicos. Sin embargo, en casi todos los casos, especímenes con esas identificaciones fueron vendidos en su momento por comerciantes de minerales. Estudiando estas cifras, se llega a la conclusión de que solamente el 10% de los minerales que alguna vez fueron considerados válidos lo siguen siendo hoy en día. También basándose en las cifras se puede estimar que si se compra un ejemplar de un mineral raro hoy en día, solo hay un 10% de probabilidades que siga siendo considerado como mineral válido dentro de 100 años. Esta cifra es posiblemente muy pesimista dado que muchas de las viejas especies hoy desacreditadas fueron inicialmente descritas usando técnicas analíticas relativamente primitivas y poco sofisticadas. Los métodos disponibles hoy en día son mucho más precisos, pero técnicas aún mas precisas serán utilizadas en el futuro.

Este proceso de eliminar nombres de minerales que se ha visto no eran válidos y la incorporación de nombres de nuevos minerales, previsiblemente continuará en el futuro. Creemos, sin embargo, que el número de minerales arrojados a la oscuridad disminuirá substancialmente debido al riguroso proceso de veto instituido por los dedicados miembros del IMA-CNMNM

El mercado para minerales raros es pequeño, pero a escala mundial es lo suficientemente grande para mantener a unos cuantos comerciantes interesados en conseguirlos y venderlos como una parte más o menos importante de su catálogo. Es interesante destacar que en Rusia se ha desarrollado una industria casera dedicada a encontrar, describir y vender especímenes raros. El producto de estas ventas ha ayudado a mantener calientes durante el invierno a algunos de los laboratorios rusos.

La competencia se desarrolla en forma natural en todos los campos del quehacer humano, y el campo del coleccionismo de minerales raros no es una excepción. El objetivo primordial es coleccionar tantas especies como sea posible. Cuanto más éxito se tenga, menor será la lista de “minerales deseados”. Una lista corta de minerales deseados puede, para coleccionistas avanzados, ser una forma de competición. Aquel que tenga la menor lista es el rey. Si usted es un coleccionista de especies raras y puede reducir su lista a una página o menos, esto bastará para impresionar y quizás hasta intimidar a sus competidores. Una vez que la lista se reduce a una página, se comienzan a dejar márgenes mas amplios en la hoja, incrementar el tamaño de letra y quizás un día hasta a reducir el numero de columnas. Sin embargo nunca los conseguirá todos.



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 Descripción:
En el camino hacia la mina de Azufre El Desierto en san Pablo de Napa, Provincia de Daniel Campos, Departamento de Potosí, Bolivia, nos paramos con Alfredo Petrov en una de las pequeñas “islas” (rodeados más por sal que por agua) en el lago de sal más grande del mundo, el Salar de Uyuni.
Había allí un águila volando en libertad a quien parecía gustarle la gente para aterrizar en sus cabezas y escarbar para sacar los piojos de sus cabellos. O al menos eso es lo que pensé que estaba haciendo…
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Bolivia-Carguaycollo-colectivo-1990.jpg
 Descripción:
Aquí estábamos Alfredo y yo comprando grandes (y buenos) ejemplares de Teallita a los mineros de la cooperativa de la mina Carguaicollo en Bolivia.
Tratamos de explicarles que los cristales son como flores y que no se deben pisar las flores antes de dárselas a tu amorcito. ;-)
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Bolivia-Chapare-salt river-me & coco leaves-1997.jpg
 Descripción:
En la provincia de Chapare mientras visitábamos la explotación de Danburita a cielo abierto más grande del mundo (de las dimensiones de un túnel de lavado), nos detuvimos a ayudar a un granjero local a dar la vuelta a sus hojas de coca.
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Bolivia-Chapare-salt river-me & coco leaves-1997.jpg



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 Descripción:
Visitar Colquechaca, la capital mundial del rosicler (plata roja), fue interesante.
Comida horrible, los hoteles aun peor, y ningún ejemplar.
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Bolivia-El Desierto-Bolivian unicorns-1999.jpg
 Descripción:
Unicornios bolivianos en la pared de la oficina de la mina El Desierto, Bolivia.

Se pueden ver a estas míticas criaturas en todas las zonas mineras del mundo. Fue en Bolivia en donde al fin me di cuenta que estos seres, en Bolivia son el equivalente a los unicornios. Ellas son criaturas míticas, criaturas que nunca ha visto ningún minero, pero creen en su existencia y tienen la esperanza de encontrar una algún día.
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Bolivia-Viloco way to-Ataroma-1977.jpg
 Descripción:
Yendo a Viloco (localidad de Casiterita) el año 1975. Este camino está a unos 4900 metros de altura y en un lugar hay pistas de mina que la atraviesan. La pista pasa justo al pie del glaciar que se ve detrás, en donde las mujeres del lugar lavan la ropa en el agua helada del glaciar.
Ir por ese camino con un camión viniendo del otro lado es una experiencia para poner los pelos de punta. Hay más de trescientos metros de caída libre hasta el primer rellano…
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 Descripción:
La mina de Azufre de El Desierto en el extremo sur de El Salar de Empexa. Un lugar remoto a 2300 metros de altura en la frontera con Chile. Poca gente vive ahí. Llevó varios días el quitar el olor de Azufre de nuestros zapatos y eso sin haber buscado mucho.
Llenamos un contenedor con ejemplares de Azufre y los empaquetamos con la versión local de cucuruchos de palomitas de maíz, ya que era más económico que el papel. Cuando llegó, dejó mi almacén apestoso y volvió negras todas mis joyas de plata.
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 Descripción:
Una de las calles de Potosí que lleva directamente hacia arriba, hacia la montaña. En el dintel, una mujer que lleva un pequeño almacén al que acuden los mineros en su camino hacia el trabajo. Picos, palas, dinamita, cable, cebos…Todo sin necesidad de permiso.
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