FMF - Foro de Mineralogía Formativa

[Francisco S.G.]

Lo primero de todo: ¡Qué estupendo encontrarse con esta sección! Especialmente cuando uno está buscando dónde podrían encuadrarse adecuadamente, en un foro como este, las experiencias que quiero contaros a continuación.

En la enseñanza secundaria nos encontramos (tan pronto como en 1º) al final de la etapa de “reclutamiento para la causa”. Con 12 años ya hay claramente dos tipos de estudiantes respecto a los minerales: el que tiene una pequeña colección, aunque sea de lo más informal, y el que dice “oh, piedras, menudo rollo”. Estos últimos pueden acercarse al 90% y, según aumenta su edad, se pierden algunos de los primeros por el camino y el porcentaje de los segundos sube hasta rondar el 100%. Si sois estudiantes de la ESO y estáis leyendo estas líneas, probablemente sois la excepción y, si sois algo mayores, quizá la fuisteis. Primero de la ESO suele ser, por tanto, la última oportunidad para despertar el interés por la mineralogía, en muchos de los jóvenes.

La posibilidad de proyectar imágenes de gran calidad en clase ha resultado ser una herramienta estupenda al servicio de esta causa, pero los chavales quieren y necesitan ver (tocar… y hasta chupar, me temo) las muestras para hacerse una idea de lo que están estudiando y, particularmente, de algunas de sus propiedades, cuya definición está en el límite de su capacidad de abstracción.

Dependiendo del tipo de centro y alumnado del que estemos hablando, esta necesidad puede cubrirse de distintas maneras. Hasta en las clases más pobladas, con una buena dosis de alumnos disruptivos (este es el eufemismo de moda para “más malo que un dolor”, por cierto) puede llevarse una pequeña colección algún día y hablarles con ejemplos de brillo, dureza, planos de exfoliación, hábito, etc. Que se pasen las muestras entre ellos es el siguiente nivel de confianza, aunque hay que dar por hecho que no van a volver todas sanas y salvas.

Este año he tenido la inmensa suerte de dar clase a dos grupos con los que se podía ir mucho más allá. Uno de ellos, con 15 alumnos, me ha permitido llevar a cabo dos prácticas de laboratorio muy interesantes (ambas clásicas, por otra parte). La primera consiste en el empleo de las propiedades de los minerales para su identificación mediante una clave dicotómica. Para ello cree varios puestos en el laboratorio, en cada uno de los cuales se testaba una propiedad (dureza, raya, sabor, reacción al HCl 1M…). Una buena cantidad de piezas con las que trastear y un asistente de laboratorio resultan, obviamente, de mucha utilidad (y es que, como decía antes, este año he tenido mucha suerte). Los resultados se anotaban en una tabla y en la siguiente sesión se empleaba la clave para su identificación. Esta práctica, sin ser milagrosa, ha hecho más por la comprensión de determinadas propiedades de los minerales (como la –aparentemente sencilla – raya) que tres horas de explicaciones al respecto. Lamentablemente no dispongo de fotos de la sesión.

La segunda práctica fue la cristalización de sulfato de cobre. En esta ocasión, y con el objetivo de conseguir que los alumnos entendieran la importancia del factor tiempo en los procesos geológicos (al menos en relación con la escala absolutamente cortoplacista que ellos, por su edad, manejan), decidí convertirla en una práctica “de curso”. Llevamos a cabo una sobresaturación en agua hirviendo y luego un enfriamiento lento (empleando para ello material aislante) y, finalmente, fuimos viendo crecer los cristales durante meses (con las correspondientes retiradas de material y filtrados intermedios, claro está). Un efecto secundario y positivo de esta práctica es que los estudiantes no dieron carpetazo al tema de los minerales en diciembre, sino que hemos ido rescatándolo periódicamente durante dos meses y medio más (es evidente que la CoVid-19 ha impedido la finalización de la práctica y que cuando pueda volver al laboratorio me encontraré los cristales recubiertos de polvo azul blancuzco). Os dejo una fotografía de uno de los cristales grandes con un par de meses largos de edad.

El otro grupo, con casi el doble de alumnos, requirió de un enfoque alternativo, del que os contaré más el próximo día…

[Francisco S.G.]

Como os decía, el otro grupo tiene casi el doble de estudiantes, por lo que una práctica de laboratorio como tal no es viable con los medios de los que dispongo (que no son malos, insisto, pero no son suficientes). Con estos alumnos, que son académicamente "potentes" (como le gusta decir a un exjefe que tuve) nos adentramos en la mineralogía con una propuesta teórica de nivel “avanzado”:

Les propuse que, por parejas, crearan un póster en el que incluyeran información sobre minerales pertenecientes a los distintos grupos existentes (cada pareja un grupo, podéis ver la clasificación en las fotografías). La información expuesta, aunque en formato libre, debía ser tal que pudiera rellenarse con ella todos los campos de una tabla que les entregué. Y para ello deberían utilizar, principalmente, una página de referencia…”el mindat”. Después les mostré cómo es esta página y cómo navegar por ella cuando se tienen los objetivos que yo les había propuesto. Finalmente les entregué la lista de minerales que me parecieron más destacables de cada grupo (esto, al final, es una cuestión subjetiva, pero me basé, fundamentalmente, en su abundancia, su importancia económica y … ¿por qué no? su atractivo visual) y les comenté que no se olvidaran de añadir unas buenas fotografías (algunas de las cuales, evidentemente, habrán salido de aquí).

Cuando los pósteres estuvieron listos los colgamos en clase (ventajas de ser el tutor…) y nos preparamos para ver las muestras “en vivo”. A riesgo de lo decepcionante que pudiera resultar el pasar de las fotos de este foro a las muestras de la colección del IES (completada con algunos ejemplares de la mía y de algunos compañeros voluntarios) quería que también ellos tuvieran la oportunidad de familiarizarse con su aspecto más habitual, que pudieran apreciar su brillo y sentir su textura. Para ello, una vez más, organicé puestos en el laboratorio y desplegué en cada uno de ellos las muestras pertenecientes a un grupo de minerales. Una vez llegaron los alumnos, se fueron sentando en los puestos correspondientes a los grupos que habían estado investigado. Dado que, por su edad, el mero hecho de estar “admirando” minerales no es una opción, les propuse que eligieran uno y lo dibujaran "a todo color". Es curioso como esto les obliga, de forma amena, a fijarse con detenimiento en ciertas propiedades (brillo, hábito, fractura…). Una vez terminaban el dibujo, intercambiaban puesto con otro compañero.

Esto a nivel teórico, claro. Luego lo cierto es que los más interesados en el tema saltaban de puesto en puesto y – de hecho- la práctica estaba ya planteada de antemano así: en la mayoría de las ubicaciones traté de aportar información curiosa sobre algunos minerales (puede verse en las fotos), aunque las estrellas de la mañana fueron, sin duda, las muestras que coloqué iluminadas bajo lupas binoculares, así como la cámara oscura en la que se ocultaba el "peligroso mineral radiactivo”.

La exposición quedó de andar por casa, pero, con un poco de suerte, el año que viene pondremos unas etiquetas y soportes más profesionales. Aprovechando que estaba montada (sus horas me llevó; mucho me acordé de los que montáis stands en las ferias) llevé también a los alumnos del grupo pequeño y a última hora se acercaron por allí alumnas de Geología de 2º de bachillerato, que ya vienen con un enfoque y unas dudas muy distintas.

En las fotos podéis ver cómo quedaron los pósteres y la exposición. Algún error hay, como no podía ser de otra manera. De algunos me responsabilizo personalmente, otros son el vivo ejemplo de que hay alumnos recalcitrantes a la hora de hora de lidiar, por ejemplo, con las faltas de ortografía: No importa el número de veces que les digas que lo corrijan, vuelven siempre con algún error.

(Las fotos de los puestos de la "exposición" las cuelgo otro día, que al final hoy se me ha hecho tarde)

[Francisco S.G.]

Subo las primeras fotografías de las muestras con las que, finalmente, pudieron trabajar los estudiantes. Lamento la calidad de las imágenes, pero están hechas con un teléfono móvil.

Como os decía el otro día, son muestras de no mucha calidad, pero para un instituto de la periferia de la periferia de Madrid, es un lujo tener acceso a cerca de 80 ejemplares distintos entre especies, variedades y "tipos" (digámoslo así). Muchas de ellas están ahí gracias a uno de los profesores que me precedieron, que adquirió una fantástica colección de minerales y rocas, la cual supera con creces la calidad de las cajas básicas MEC - 1998. Estas últimas son, aún ahora, el único recurso mineralógico con el que cuentan algunos de los centros de la zona. Este profesor hizo, además, otras contribuciones con minerales recogidos durante sus excursiones (las muestras de mayor tamaño pertenecen a esta categoría). El resto de las muestras pertenecen a mi colección y a las de dos de mis alumnos.

(...Y el resto de las fotografías queda para otro día)

[Francisco S.G.]

Continúo donde lo dejé.

Ayer se me olvidó comentar que las fotografías están tomadas después de que los alumnos hicieran las prácticas, así que, como podéis ver, el índice de destrucción puede llegar ser bajo si las clases son "educadas". Con esta edad de la que hablamos ya se puede conseguir que traten el material con respeto. O dicho de otra forma, con 12 años ya saben lo que hacen y si son destructivos lo serán por algo, no porque vaya con la edad. La clave es, como siempre, conocer bien al grupo...y a tiempo.

[Francisco S.G.]

Y, por último, "las estrellas de la feria".

[Antonio P. López]

[Francisco S.G.]

Muchas gracias por los ánimos a todos y particularmente a Antonio, por las explicaciones.

Lo cierto es que yo, como la mayoría de los que no somos geólogos (...y algunos de los que sí lo son, supongo) siempre he pasado por la cristalografía con la respiración contenida. No sé si por falta de visión espacial o alguna otra carencia, pero se me hizo un poco cuesta arriba. Ahora bien...no contábamos con un hilo como ese, ni en sueños.

Los aspectos teóricos seguirán siendo arduos, pero ya no hay que imaginarse ciertas cosas; ahora pueden verse y eso lo cambia todo.

Una maravilla, en resumen.

[Francisco S.G.]

Buenas tardes. Hace un par de días volví al centro. Os dejo unas fotos de cómo me encontré lo que quedaba de los experimentos. Por cierto, se me olvidó comentar en su momento que, junto con el sulfato de cobre, también probamos a hacer cristales de sulfato de magnesio. No parecía estar funcionando muy bien pero, al final, algo hemos obtenido. Una vez más, las fotos no son gran cosa al estar hechas con el teléfono móvil.