Antonio Reolid
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Ubicación: Cañada de Agra. Hellín (Albacete)
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Publicado: 06 Oct 2010 19:54 Título del mensaje: Las salinas de Madax en Cancarix (Albacete) - (49) |
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Colección: Yacimientos minerales en FMF. Vol. 1. Nº 49
Bueno, hola a todos.
Como dije ya termine en mi proyecto el apartado referido a las salinas de Madax y pongo aquí la información que he conseguido para poder hacerlo y fotos que he realizado sobre la zona.
Como dije el proyecto de investigación tengo que tenerlo terminado para finales de febrero para exponerlo en la semana blanca de febrero ante un tribunal. Ya lo tengo casi terminándolo sobre las canteras de diatomitas de Agramon (Benesa), Elche de la Sierra (Celite Hispánica, S. A.) y la del Cenajo (CEKESA) a la espera de que si quieren dejarme algún informe o documento para completar mi proyecto pero que por ahora parece que no me van a hacer caso, y una cantera de yeso aquí en Hellín que el otro día me reuní con el encargado de dicha cantera y me atendió amablemente y me ayudó.
Bueno pongo aquí como quedaría este apartado de mi proyecto.
Saludos
2.2. Las Salinas de Madax (Cancarix)
2.2.1. Localización
Las viejas salinas de Madax se encuentran a unos 7 km al este de la aldea de Cancarix (Hellín) siguiendo por la carretera que une la población con la ciudad de Jumilla, en su margen izquierda. Al sur de las salinas se observa la mole del pico Tienda de 866 m de altitud; y al norte unos alcores abarrancados constituidos por yesos rojos. La carretera se desarrolla sobre un pequeño vallejo que acaba por desembocar en la rambla de los Gargantones, ya en Jumilla.
2.2.2. Historia
Las Salinas de Madax están divididas en dos: una la conocen como salero viejo y otra como salero nuevo.
Según fuentes de una entrevista con el Sr. D. José Jordán Sánchez, que fue capataz de las salinas en su última fase, el salero viejo tenía una antigüedad de tres generaciones, o sea hasta finales del siglo XIX o a principios del XX.
El salero nuevo fue fechado entre 1953 y 1963 en que se cerró. Esta construcción fue motivada por las difíciles condiciones en las que quedaba el terreno del viejo cuando se producían fuertes lluvias; en la década de los 50 se trasladó parcialmente la industria junto a la carretera (entonces camino de tierra) allí favorecía el incremento de la producción.
En la Hispania romana hubo presencia de administradores latinos y tropas, quienes explotaron intensamente estos yacimientos. No hay que olvidar que la explotación de las minas de sal en el viejo mundo europeo se inicia desde la Edad del Bronce y desde el Neolítico.
Los romanos asignaban a la sal en Hispania, numerosas aplicaciones y la obtención de este producto también en la época republicana e imperial.
Por la aldea de Cancarix pasaba la vía Complutum-Carthago Nova, a 5 km de las salinas. La aldea era durante el Imperio un lugar de peaje y para el recambio de caballos del correo público y de descanso para los viajeros, comerciantes y tropas.
La prospección arqueológica de Cancarix ofrece sus resultados.
En la colina occidental redondeada, hacia el poniente, descubrieron fragmentos de cerámica realizadas a mano, fechables en el Eneolítico o en el Bronce Inicial.
Las Salinas en la Edad Media
Es muy dudosa la explotación de las salinas de Madax por parte de los árabes, aunque si existen documentos de que explotaron azufre en la confluencia del Segura con el Mundo.
Desde el siglo XIII, existía un importantísimo comercio transahariano de la sal con Europa y en ocasiones su comercialización alcanzaba una cotización similar a la del oro. Desde el norte llegaban tejidos, vidrios, cobre y sal; desde el sur se enviaban marfil, ébano, oro y esclavos.
En la península Ibérica, eran una regalía. En León y Castilla, hasta Alfonso VII, los propietarios particulares de las salinas se fueron extinguiendo en beneficio de los monarcas, quienes impusieron tributos y derechos sobre la compra y consumo de la sal.
En el siglo XIV, a partir de Alfonso X, se controló más la explotación de las salinas, pero se declaró de libre circulación y venta de sal.
A finales del siglo XV los reyes Católicos mantuvieron imperturbable la política centralizadora y el control de las salinas y su producción.
La historiografía ha determinado la explotación intensa de las salinas del marquesado de Villena (Villena), en Fuentealbilla y en Hellín, sin precisar que eran de los almarjales del arroyo de Tobarra o de las colinas yesosas de Madax.
La orden de Santiago contaba con importantes salinas. En el siglo XV están constatadas las salinas de Siles, Socovos, Moratalla, Cieza, Caravaca, Calasparra, Jumilla y Hellín, pero sin localización precisa.
Parece probable que la explotación de las salinas de Hellín y de las de Madax, fuera fruto de la expansión del marquesado de Villena a mediados del siglo XV. El marquesado a finales del siglo XIII, ya había recibido del rey las poblaciones de Hellín y de Isso, y se habían realizado repoblaciones. Después en 1305, Fernando IV repoblaba Hellín e Isso y les otorgaba y confirmaba los fueros, usos y costumbres de Alfonso X; en 1311 volvieron otra vez a Juan Manuel por donación.
La explotación salinera de Madax fue a inicios del siglo XV o a finales del siglo XIV, cuando los señores del marquesado de Villena prohibieron la importación de sal de Orihuela, Xátiva y Jumilla.
Es posible que las salinas de Madax abastecieran de sal a los rebaños que en invierno descendían desde la Meseta hasta Murcia, buscando un clima más suave.
Siglo XVI
Felipe II agobiado por los cuantiosos gastos de las guerras, buscó nuevas fuentes de financiación. Las encontró en la explotación de las salinas, decretando el monopolio real y absoluto de ellas en el año 1564. Pero el monopolio de Felipe II acabó en fracaso y creó conflictos en numerosas salinas por el cambio de administradores. La monarquía de Felipe II acabó con las veleidades o autonomías de los salineros y exigió con decisión la entrega puntual de los ingresos fiscales y las cuentas de la producción.
Siglo XVIII
Tras un largo silencio durante el siglo XVII en el cual las salinas de Madax debieron de permanecer abandonadas y ruinosas, las fuentes documentales recuperaron el eco de su producción, y ya usan el nombre concreto de Madax, no el de Hellín. La producción se racionaliza y aumenta su importancia local.
Desconocemos si el paraje de Madax pudo pertenecer alternativamente a Jumilla o Hellín.
Las salinas de Madax se equiparan de importancia a las de Hellín. Las salinas debieron de atravesar una década de cuidados y de prosperidad y la sal extraída era rentable y utilizada con frecuencia.
Siglo XIX
Acaso por las destrucciones de las guerras napoleónicas, así como por las guerras civiles entre isabelinos y carlistas, pudo provocar el nuevo cierre. Otra razón pudo ser la desaparición de las incursiones costeras de la piratería berberisca y turca (siglo XVI y XVII). Esa circunstancia produciría el abandono de las salinas del interior del continente y de la recuperación y explotación de las costeras en el mediterráneo.
No se mencionan las salinas de Madax en este siglo. Las salinas están abandonadas y arruinadas y no se sabe el motivo.
No se sabe si la posible explicación fue una batalla entre Rodríguez Valcárcel un oficial isabelino que pereció en una escaramuza contra el jefe guerrillero carlista apodado el Peliciego. El combate tuvo lugar en Madax, en la primavera de 1840, en la fase final de la I guerra Carlista.
Siglo XX
Las salinas abandonadas atraen de nuevo la atención y son puestas en explotación por hellineros.
No hay más información, ya que se encuentra en los archivos de la industria.
2.2.3. Génesis
La existencia de estos manantiales salobres en Madax es fruto de las características geológicas del terreno. Se trata de manantiales salinos del Keuper (Triásico), en terrenos arcillosos y con depósitos de sales y yesos. De esta forma las fuentes se vuelven salobres y se utilizan, entonces, para extraer la sal común.
2.2.4. Producción
Los naturales de Cancarix, llamaban salero viejo a unas instalaciones muy antiguas en apariencia y con tecnología primitiva, que se encuentran escondidas en el fondo de una rambla o barranco, y separado del salero nuevo por unos alcores de baja altitud.
En el salero viejo, dividido en dos por el barranco, se distinguen numerosas balsas o eras de las que se extraía la sal tras la desecación del agua. Las eras aparecen en ambas orillas del arroyo. Las ruinas de otros viejos edificios corresponden a unas cuadras para las caballerizas y a grandes balsas o albercas de almacenamiento, calentamiento y redistribución del agua (recocederos o reposaderos) una vez extraída de los pozos o de las capas subálveas del terreno. Dos de ellas dominaban una de las orillas de la rambla indicada. En dichas balsas el agua alcanzaba una elevada salinización por la evaporación. En uno de los márgenes del torrente se distingue la obra y profundidad de un pozo, seguramente para captar y extraer agua salobre.
Los laterales de la rambla se encontraban mantenidos mediante obra de mampostería para evitar la erosión del discurrir de los caudales.
El modo en el que se construyeron las eras o piletas (balsas de evaporación y cristalización) para obtener la sal, indica que los materiales usados y la técnica eran mucho más antiguos que los del salero nuevo. En el salero viejo, las eras presentan un suelo de cantos rodados y guijarros, y están separadas por tablones de madera, muy viejos.
En las eras se extendía el agua y al evaporarse se hacía la sal, durante este proceso el agua se removía con frecuencia para evitar la formación de panes de sal y hacer una cristalización fina.
Transcurrida una semana, se cosechaba la sal y se amontonaba en los márgenes de las eras para su secado definitivo. Se obtenía una sal gorda para el consumo del ganado. Alguna se trituraba para obtener la sal fina para consumo humano.
Existió un puente hecho con gruesos troncos de pinos, cubiertos con tablones, carrizos y arcilla, éste unía el salero viejo con el nuevo. Un erosionado camino unía las labores de ambos saleros.
En medio, en la cima de los alcores, aún se observa una casita, probablemente el antiguo alfolí, donde vivía el capataz. Contaba con dos habitaciones, tenía chimenea y en el suelo tenía unos depósitos para cántaros. Según los informes servía de refugio para las caballerizas y los carreteros, y de cocina y descanso de éstos.
En el salero nuevo, las balsas eran enormes y las eras eran más amplias, más numerosas y ocupaban mayor superficie. Su suelo es de cemento. Las conducciones del agua fueron realizadas en cerámica vidriada en forma de tubos y canaletas. Estas conducciones recorren todo el perímetro de las eras.
Había varias balsas para abastecer las eras, en total 4, separadas por parejas y situadas en los extremos de las eras.
Hacia el oeste cerca de las eras, hay un edificio en ruinas que conserva una maquinaria casi intacta. Era un viejo molino de trituración de la sal (años 60), movido mediante correas conectadas a un tractor cuyo motor se dejaba en funcionamiento.
Las labores y tareas de las salinas se iniciaban en la primavera y consistían en la reparación y limpieza de las eras y balsas y sus pavimentos porque en el invierno los fondos de las eras se agrietaban debido a los cambios de temperatura.
Durante el invierno, el capataz, rellenaba las balsas y mantenía sus niveles. Lo hacía a cubos mediante unas canalizaciones de madera que conducían el agua hasta las balsas. Con el tiempo esta labor se humanizó.
El trabajo de salina auténtico se iniciaba en el mes de Junio o Julio aprovechando el calor para la evaporación. Trabajaban entre 5 y 6 jornaleros más el mayoral. Eran reducidos pero suficientes.
La sal se distribuía y vendía en Hellín y sus aldeas. Nunca a Jumilla porque ésta disponía de salinas propias. El transporte se hacía con carros cargados con capazos de esparto. Hellín era uno de los principales centros productores del país de esparto.
No se sabe el número de kilos de sal extraído ni los precios. Solo se sabe que la salinidad del agua era de 24º.
La campaña concluía con las primeras lluvias de Septiembre, pues las lluvias dulcificaban el suelo salitroso y llenaban de barro las eras y de impurezas y ramas arrancadas.
Producción en fanegas de las salinas de Hellín (posiblemente las de Madax)
Año Producción
1568-69 1284
1569-70 810
1570-71 311
1571-72 750
1572-73 977
1573-74 693
Estas salinas, según los datos de Lemeunier, eran de las que menos producían en el reino de Murcia.
Las salinas perdieron rentabilidad por mala explotación, inexperiencia o conflictos judiciales surgidos a partir del monopolio real. Desaparecieron en el año 1574, bien por la competencia, o bien por una deficiente explotación.
En las salinas hubo trabajando un receptor que cobraba 12.000 maravedíes, un maestro (1.700 maravedíes), un medidor (1.224 maravedíes) y un ayudante (1020 maravedíes). Sus salarios eran los más bajos del Sureste.
2.2.5. Uso y utilidad
Los romanos en Hispania cogían el agua salobre que obtenían de los pozos, la derramaban sobre troncos de encina o avellano, ya convertidos en cenizas, para así obtener sal negra.
Los nativos usaban la sal de la Bética para sanar las afecciones oculares de las caballerizas y de los bueyes.
También era idónea para curar los ojos de las personas o los hematomas a causa de un golpe recibido. También para la salazón de jamones en los pueblos cántabros.
Los íberos usaban la sal extraída de las minas o de los manantiales locales (Azaraque, Cenajo, Polope-La Pestosa o de los almarjales salinos y yesosos del arroyo de Tobarra), la utilizaban como remedio terapéutico, como alimento para el ganado o para curar y conservar la carne. En el santuario ibérico del Cerro de los Santos en Montealegre del Castillo, evidencian que sí tenían beneficios curativos de sus manantiales salinos.
También una costumbre cántabra, era utilizar los orines frotándose con ellos los dientes para su lavado y así aprovechaban las sales minerales.
El destino de la sal obtenida en las salinas de Madax era múltiple: consumo humano, elaboración de pan en los hornos y para los mataderos para salar las carnes.
2.2.6. Interés mineralógico de la zona
Según la visita que he realizado a la zona y los materiales encontrados, aún se puede encontrar en el fondo de las balsas y en tuberías rotas que aún sigue saliendo un poco de agua, restos de sal cristalizada (halita).
Además predomina el yeso, normalmente yeso rojo que tapiza barrancos y sierras que rodean la zona. También es muy curiosa la variedad de colores que presenta el yeso de los alrededores (blanco, rojo, grisáceo, rosado e incluso amarillento)
Descripción: |
Antigua casa donde se localizaba el motor de molienda |
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