FMF - Foro de Mineralogía Formativa

[Joan Rosell]

Ya desde muy joven, Josep Pinós cultivó su afición por la naturaleza. Josep era un destacado cazador que conocía bien aquellos rincones de los pies del macizo del Montseny, aquellos caminos y senderos, donde un jabalí, una liebre o una becada podían abastecer de carne deliciosa el plato de la familia y de más de un amigo. Era un boletaire (buscador de setas) experto y tenaz en su zona, hay que decir que había puesto los frutos de su cosecha a disposición de restaurantes renombrados de la villa.

Esta afición colectora le enganchó directamente con su afición por los minerales. En las largas esperas del jabalí, o las caminatas a través de los bosques, se fijaba en aquellas pequeñas piedras brillantes que salían del suelo que pisaba. Su curiosidad innata le hizo inclinar la espalda y prestarles debida atención. De esta manera arrancó su afición por los minerales. A partir de ese momento, ya en una edad que rondaba la cincuantena, su afición lo convirtió en un pedraferit.
No sólo se dedicó a recoger minerales en los lugares conocidos del Montseny sinó que junto con otros mineralogistas se dedicaron a investigar nuevos yacimientos. También fue miembro del Grup Mineralògic Català y fue asiduo a la feria MINERALEXPO Sant Celoni, donde también expuso sus hallazgos en diversas ocasiones. Cabe destacar que fue de los primeros en ganar el premio a la mejor pieza catalana que se otorga en esta feria cada año.
Detrás de todo buen mineralogista está su necesidad de transmitir y mostrar sus conocimientos y su colección los demás. Por eso mucha gente de La Batlloria lo recuerda enseñando sus minerales a los niños y niñas de las escuelas, y muchos lo recuerdan cuando de pequeños el maestro les llevaba a ver la colección y Josep les contaba sus aventuras y al acabar les regalaba alguna "piedrecita". Su esposa, María Moré, también compartió su ilusión por aquella pieza nueva que a veces llevaba a casa y que le hacía brillar los ojos.

Después de los años y como gesto que culmina su trayectoria mineralógica decidió donar su colección a la gente de La Batlloria, para que se disfrute en futuras generaciones.

Esperamos que el ayuntamiento de Sant Celoni la gestione y la exponga al público.

[arturo]

Pues Joan, me parece bien tu optimismo, pero con CiU en el gobierno municipal de Sant Celoni no puedo compartir ese pensamiento positivo. Lo siento...
De todas formas, deseo lo mismo que tu deseas en este caso.
Un abrazo.

[Frederic Varela]

Gracias Joan por el apunte biográfico, además es bueno que quede constancia pública (y publicada) de lo que ocurre con las colecciones cuando sus propietarios fallecen, pues a mi modo de ver, son parte del patrimonio (en este caso mineralógico) del país.
Arturo, yo creo que no es un problema del color político de los Ayuntamientos sino de la sensibilidad social y de los gobernantes hacia determinados temas. Si la donación tiene un valor cultural que clama al cielo, o si hay alguien con una sensibilidad particular (y con poder) que mueve los hilos, entonces la cosa llega a buen puerto. En caso contrario, ¿cuantas donaciones privadas hechas a entidades públicas duermen el sueño de los justos arrinconadas en almacenes o son simplemente rechazadas?. Las donaciones que los Ayuntamientos quieren son las que les reportan beneficios, no las que les generan gastos. Si a ello añades que el mundo de los minerales es muy minoritario, y que las economías municipales están por los suelos, no se yo si llegaremos a ver la colección expuesta.
Saludos.